-Sigue cultivando el realismo sucio en su tercer libro policíaco tras 'Zoilo Pollés' y 'No encontré rosas para mi madre'.
-Durante una semana acudió a la cárcel de Palma para documentarse sobre la vida de los presos.
"Me gustan los antihéroes; me gusta la gente que cada día tiene que morder la vida". Lo afirmó el director de cine y escritor mallorquín Martín G. Ramis en la presentación, en Madrid, de su tercera novela negra, 'Funambulistas sin red', en la que narra la vida de un neonazi criado en las casas de Corea, en Es Camp Redó.
"En Mallorca existe una importante organización de neonazis, que no sale a la calle ni pega a nadie, pero que se reúne en lugares secretos. Por cierto, ahora su líder está en la cárcel por tráfico de drogas", destacó.
La forma de preparar esta obra literaria ha sido algo heterodoxa. "Como soy amigo del director de la cárcel, la estuve visitando durante una semana para documentarme. Y, os lo digo de verdad, no hagáis nada ilegal porque seguro que no os gustaría nada de nada entrar en prisión", explica Ramis, a quien impactó conocer de primera mano el mundo de los presidiarios.
"He regresado al realismo sucio", comentó el también autor teatral en la librería especializada en género policíaco, 'Estudio en Escarlata', nombre homenaje a Sherlock Holmes, acompañado del escritor de novela negra Paco Gómez Escribano, y la editora Albahaca Martín.
Garrido Ramis "hace crítica y denuncia social", señaló Gómez Escribano. "El ritmo de las novelas negras de Martín es poderoso y te hacen sentir al máximo. Esta última está muy bien narrada". Y añadió sobre el personaje principal: "El protagonista es un perdedor en una obra sobre el fracaso y la violencia; es un chaval con una familia desestructurada que se hace cabeza rapada".
El autor, por su parte, amante de 'Cosecha roja', de Dashiell Hammett, y 'Adiós, muñeca', de Raymond Chandler, dos de los iconos del género, explicó que su personaje de 'skin head' se basó en un joven actor que estuvo con él en la exitosa pieza de teatro 'Definidos e Indefinidos', de 1979, donde, paradójicamente, encarnaba a un homosexual. "Él me enseñó que se puede dejar de ser cabeza rapada", dijo. "Los nazis que salen en mi libro, con nombres y apellidos, son seres humanos reales", advirtió.
Su inspiración para crear personajes al límite, perdedores y seres fuera de lo normal procede de todo lo que experimentó, desde los 8 años de edad, en la Pensión Garrido, que su padre abrió a 200 metros del Barrio Chino de Palma. "Yo llegaba de La Salle y me iba a jugar al futbolín con los hijos de las prostitutas de la zona", aseguró.
No hay comentarios:
Publicar un comentario