Subidón total.
Buscar en la Barceloneta el santuario de la novela negra provoca un placer doble.
Estar en una de las zonas más bellas de España y cruzar una puerta tras la que te golpean directamente en la cara las imágenes de los inmortales: Jakob Arjouni, Vázquez Montalbán, Don Winslow, Ian Rankin...
La librería 'Negra y criminal' es la meca de la novela policíaca en España.
Entre sus estanterías, pese a lo breve del local, se puede encontrar cualquier título del mundo de lo negro... o encargarlo.
Libros descatalogados y las más recientes novedades ofrecidas por Paco Camarasa.
Entra una mujer que pide una obra de Francisco Casavella ("No lo tenemos; no es novela negra, nuestra especialidad"), se va y regresa a los diez minutos: "Perdón, me equivoqué, buscaba lo último de Carlos Zanón".
Eso es otra cosa. Palabras mayores. Paco le vende 'Yo fui Johnny Thunders', el pelotazo del año pasado. Una de las mejores novelas de perdedores escritas en nuestro país. Un compendio de violencia, sentimientos destructivos y vicio, mucho vicio. Negra total.
Otro de los habituales es un italiano que adquiere el último título del inmenso y riquísimo mundo de Andrea Camilleri. Ahí mueve ficha, como rey indiscutible, el comisario Salvo Montalbano. Un personaje atractivo hasta la extenuación. La serie televisiva protagonizada por Luca Zingaretti le ha aupado al olimpo de los inmortales de lo negro.
Yo adquiero dos títulos descatalogados, escritos en los 80 y 90, y publicados en la desaparecida editorial 'La Magrana' (ahora recuperada con otras obras por RBA): 'Sota el signe de sagitari' (Jaume Fuster, 1987) i 'Per l'amor de Déu'' (Andreu Martín, 1997).
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