A mí sí me ha gustado el último cuarto de novela. Porque, aunque da la vuelta a toda la trama, la rompe, hace trizas y mueve las tripas. Una ciencia ficción de la buena, una explicación de la teoría de la relatividad aplicada al submarino nuclear, un nuevo proyecto Manhattan.
La verdad es que 'Soy Pilgrim', pese a su casi millar de páginas, como ésta misma, es una obra maestra, una vuelta de tuerca a la novela negra, un reinvento majestuoso del género.
En 'El año de la langosta', Terry Hayes nos muestra cómo funcionan los espacios más oscuros y secretos de la CIA. Vivimos intensamente las operaciones casi suicidas a las que mandan al espía Kane.
Brutales las escenas en la aldea de Irán, en el Golfo Pérsico y en la isla griega. El malo malísimo también está muy logrado. Es un ex coronel de las fuerzas especiales rusas convertido en emir de un ejército de radicales islamistas.
Los personajes secundarios son la bomba. Desde el jefe de la CIA hasta la chica salvada en Afganistán pasando por los espías en Teherán, los subjefes de la Compañía y sus analistas.
Lo cierto es que Kane es una especie de Lawrence de Arabia adaptado al siglo XXI. Vive increíbles aventuras en clave de thriller poderoso, intenso, taquicárdico.... hasta que, al final del libro, la ciencia ficción nos invade, en un clímax diferente, loco y con aires del Serpiente Plissken.
Brutal, poderosa, potente y original. ¡Una gozada!
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