'Gancho ciego' de Antonio Flórez Lage: inmisericorde, brutal y salvaje

    'Gancho ciego', de Antonio Flórez Lage, es un descubrimiento. Positivo. Poderoso. Duro. Esta novela, negra negrísima, es inmisericorde, brutal y salvaje. Es como entrar en una de las más sanguinarias películas de Tarantino. Es dinamita pura.

    Se atreve con la suciedad y decrepitud que encierran los enormes puertos españoles. Unos espacios tan grandes como una ciudad mediada donde a diario llegan decenas de barcos de todas las procedencias cargados con miles de contenedores repletos de todo. 

    Y es ahí donde está el 'gancho ciego', esa manera que tienen las mafias de mover drogas, mujeres, grano, animales, tabaco, falsificaciones... con el consentimiento de los políticos, directivos y policías untados.

    En esta caso, el investigador, un amargado policía nacional de la Comisaría del Puerto, García (que tiene algo de esos investigadores apaleados de Juan Madrid y González Ledesma), se las verá con un oscuro suceso del pasado y con las maquinaciones del Gallego, el todopoderoso jefe de Aduanas del lugar. 

    Tendrá que adiestrar a un joven y ambicioso agente, El Tempranillo, en las Leyes del Puerto. casi todas tienen que ver con callarse todo y hacer lo menos posible.

    Pero aparecerán jóvenes brutalmente asesinadas, llegarán cargamentos de drogas y de otro tipo de lucrativos materiales para la mafia rusa. Y habrá que moverse. 

    Como Jonás, un exdrogadicto, al servicio del Gallego; o el melenas jefe de las cámaras de refrigeración; o el jefe de la Autoridad Portuaria, metido en todo tipo de embolados, lo mismo que Juanito el Mierda, el vendido jefe de los veterinarios. 

    Por si fuera poco por allí pulula el Serbio, especializado en torturar y trocear cuerpos... a mayor gloria del mejor postor.

    En definitiva, una obra imprescindible. Llena de mala baba, personajes perdedores y gentes codiciosas y malas. Donde la esperanza solo sirve si tienes mucha pasta o si lo dejas antes de que la mierda te inunde. Imprescindible. Novelón absoluto. Mucha sangre y filosofía de vida. Como la realidad misma.