'La piel dorada', de Carla Montero, prometía una aventura sobre Jack 'El Destripador' de Viena y nos encontramos con una novela aburrida, típica y tópica, que si sucede en Jumilla, sería igual de tediosa.
Llegué hasta la página 20 haciendo un sobresfuerzo por entender qué se narra y si bajo la historia del inspector rarito había algo más que serrín. Pero no, no hay nada.
Karl Sehlackman, inspector de la policía del imperio, entra en un burdel en busca de Hugo von Ebenthal y cree ver a Inés, una respetadísima dama que, sin embargo, es meretriz. Su charla con la madame se alarga páginas y podría haberse resumido en una sola.
En encuentro entre Karl y Hugo, sus diálogos, son como infantiles e insustanciales. Todo muy kitsche y gris.
A por otro libro, ya!
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