miércoles, 31 de octubre de 2018

'El asesino del acantilado', de Antonio Manzanera: genuino sabor a Chandler y MacDonald

   La grandeza de 'El asesino del acantilado', de Antonio Manzanera, recae en que recupera el genuino sabor a Chandler, Hammett y MacDonald.

    Es una novela actual con el sello de lo clásico. Con las más tradicionales y perfectas historias negras ideadas por esta trinidad de geniales escritores estadounidenses en la posguerra.

    Está muy bien escrita y con un tiempo que va de la actualidad al pasado, en tres partes diferenciadas en las que, poco a poco, nos va dejando pistas sobre el porqué del mundo pre-Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

    Hay muerto, es un expresidiario que dio un golpe de 3 millones de euro a un banco, un dinero que todos ansían. Y hay detective, Cheney Moore, contratado por un personaje extraño para localizar los millones. Y está la temible mafia (La Familia) de California, un poderoso empresario de la pesca y un enigmático director de una empresa de seguridad.

    Solo en un momento supuse qué sucedía. Pero es tan rica la trama que es imposible saberlo. Porque a mafiosos, ladrones y convictos se une el 'Asesino del Acantilado', un criminal en serie buscado por casi todos los protagonistas.

    La tercera parte, la que pone el punto y final, recuerda a 'Los Soprano' o 'Uno de los nuestros'.

    En definitiva, una pedazo de novela. Un libro imprescindible para los amantes de la novela negra estilo 'Cosecha roja', 'Adiós, muñeca' o 'El caso Galton', pero con un sello propio de calidad máxima. He disfrutado mucho con esta historia dura, cambiante, rica y repleta de matices y personajes interesantes.

martes, 23 de octubre de 2018

'Ya no quedan junglas adonde regresar', de Carlos Augusto Casas: sublime, lo mejor del año

            "-Alguien se ha pasado con el ketchup. -El subinspector Puertas contemplaba el interior del vehículo con cara de asco. Dentro, el cadáver del abogado Antonio Díaz-Pallarés marcaba el epicentro de la explosión de sangre. Las moscas danzaban a su alrededor.
        -No me lo tengas en cuenta, no me gustaría que me abrieran expediente por este comentario, inspectora.
        -¿Crees en la justicia divina, el karma o cómo lo quieras llamar? -dijo la inspectora.
        -No, a la vida le encantan los hijos de puta. No hay más que abrir el periódico para darse cuenta. A pesar de excepciones como esta.
        -Pero es hermoso, ¿no te parece? Un acto de justicia pura.
        -Sí, pero para hacer justicia hay que mancharse".

      'Ya no quedan junglas adonde regresar', de Carlos Augusto Casas, es brutal, sublime, total, bestial, lo mejor que je leído este año. No tiene nada que ver con el resto de novelas negras, salvo en su auténtica negritud. 

      "-Es usted una hija de puta.
        -No se puede ser honesta sin crearme enemigos. Yo soy una hija de puta y tú un vago. Por eso nos han puesto juntos. Porque nadie nos traga.
        -Lo mío se puede corregir, lo suyo es de nacimiento.
        -Solo has hecho una pregunta ahí arriba y era una gilipollez. ¿Por qué me has invitado, si no me soportas?
        -Socialmente está mal visto beber solo. Si te tomas diez copas sin compañía eres un alcohólico. Si te tomas cuarenta con amigos eres un tipo divertido.
        -¿Así que lo has hecho para no sentir que eres un borracho?
        -No se confunda. Hace tiempo que tengo muy claro qué soy. ¿Y usted, inspectora¿ ¿Lo sabe ya? ¿Se lo repito?"

    Una de la grandeza de este novelón son los diálogos en línea con la novela negra más clásica. Otra de las maravillas son sus personajes: desde la pareja de asesinos a sueldo medio terroríficos medio payasos, hasta su jefe Jabba the Hutt castizo, pasando por el jubilado 'el Mazas', las prostitutas, El Tigre y el protagonista principal, un jubilado de 74 años, que se convierte en una especie de sublime Charles Bronson de Montera.

      "-Intolerancia a la leche, Wilskapollas, rumanoides. Estoy cansada de ese lenguaje de machos. Todo ese rollo de maderos haciéndose los duros delante de un cadáver. Personalmente no me afecta. Simplemente me agota tanto hombrecito soltando testosterona por la boca, como si eso fuera parte del trabajo. La verdad es que me importan una mierda sis comentarios vejatorios y sexistas. Pero a sus superiores, no. Ya lo verán. El tiempo me ha enseñado que solo siendo una hija de puta se logra cambiar las cosas".

    A mitad de la novela se produce una de las mejores escenas que he leído en mucho tiempo. Brutalidad absoluta en el centro de Madrid. En un bar a plena luz del día. Empieza con la pregunta: ¿Harry el Sucio, Pulp Fiction o Grupo Salvaje?

    En esta historia de anti-héroes hay mucho de amor, crítica social y reivindicación de la persona que lucha hasta el final por una buena causa. Todo ello entre un maremágnum de detritus humano y bajeza moral. Sin embargo, la lucecita débil al final se transforma en la más formidable de las fuerzas.

    En definitiva, una novela poderosa, potente y repleta de escenas memorables. Con unos personajes inolvidables y una acción intensa dominada por la venganza y la esperanza. Una lección de vida y mil emociones a experimentar.

lunes, 22 de octubre de 2018

'Nunca bombardees Pearl Harbor', de Javier Hernández Velázquez: no me ha enganchado

    'Nunca bombardees Pearl Harbor', de Javier Hernández Velázquez, no me ha enganchado. Es cierto que está muy bien escrita y la trama es muy negra. Pero no me ha convencido.

    El investigador privado tinerfeño sin licencia y muchos traumas, Mat Fernández, protagoniza su tercer libro, que ya está en su tercera edición... lo que significa que es bueno, atrae, gusta y cuenta con su público.

    No me ha gustado que el autor intente ser más original que el escritor más original del planeta. Me he perdido en algunos diálogos. Y a veces no he sabido qué personaje es el que habla. El detective tiene demasiadas ocurrencias, a cual más de tipo duro, lo que es un tanto cargante.

    Tampoco me gustó el inicio de la novela que es prácticamente el final. 

    La historia de Sergio Leone, como clave para desentrañar toda esta trama de política y mafiosos, repleta de sangre y psicópatas desatados, es original.

    Para amantes de otro tipo de novela negra, algo naïf y diferente. Lo mío es lo clásico.

lunes, 15 de octubre de 2018

'Los niños desaparecidos', de Patricia Gibney: muy buen thriller

    'Los niños desaparecidos' es una muy buena novela policíaca, con un enigma que engancha y una historia repleta de suspense. Es un thriller perfecto que entretiene y, a la vez, conmueve. Porque trata el tema de los abusos de sacerdotes en orfanatos irlandeses. 

    La curia del Vaticano también aporta su granito de arena en una investigación en la que se mezclan intereses urbanísticos y financieros de oscuro pelaje.


    El tétrico pasado marca un presente en el que aparecen cadáveres con un nexo común. Deberá investigarlo la nada ortodoxa inspectora Lottie Parker, igualmente marcada por un trauma reciente y un pasado relacionado con el alcoholismo. 

    Sus tres hijos adolescentes se integrarán en esta trama provocada por lo que parece ser un psicópata o asesino en serie.

    Algunas de las claves del caso permanecen ocultas en los archivos del Vaticano. Sucias y terribles historias con el reformatorio Saint Angela en primera línea: por sus años oscuros y por el presente de especulación urbanística.

    En definitiva, he disfrutado de este poderoso thriller, de este 'noir', trufado de temor y bajas pasiones. De adultos convertidos en criminales por los abusos sufridos de pequeños o por la simple lascivia y concupiscencia.

martes, 2 de octubre de 2018

'Habana Réquiem', de Vladimir Hernández: imprescindible

    
    "Ana Rosa detestaba el pretencioso aroma a 'pobreza con dignidad' impregnado en el ambiente de la casa, y odiaba aún más el olor a clase obrera y marginalidad que emanaba aquella barriada y sus habitantes.

      Pensó en su propio vecindario del reparto residencial de Miramar, tan diferente y elitista, de avenidas arboladas, enormes chalets, apartamentos dúplex con jardines cuidados y garajes privados. El trazado perfecto de las calles, la bellezas de los restaurantes, los clubes nocturnos; coches con chapa diplomática, gente haciendo jogging por el parque de Quinta Avenida al caer la tarde y mujeres elegantes paseando sus perros de raza. (...)

      En Miramar se respiraba otro otro espíritu; un espíritu de triunfo, confort y ambición recompensada".

    'Habana Réquiem' es una pedazo de novela, repleta de negritud y asuntos policiales turbios y oscuros. Tomando como protagonistas a varios tenientes de La Mazmorra -un cuartel de La Habana-, cada uno de ellos investiga casos complicados en los que se unen la traición, la ambición, la mentira, el sexo y la muerte.

    Es un fresco sobre las bandas que pululan por la capital de Cuba, una crítica a un sistema repleto de miserias que, a base de taparlas, intenta que pasen desapercibidas. Es una historia de brutalidad policial, de abuso de autoridad y de venganza. En resumen, una instantánea sobre la cara oculta de La Habana.

    "-Este país se está llenando de maricones -declaró el patrullero Machado en voz baja junto a Eddy-. Deberían meterlos en campos de trabajo forzado, como en los años sesenta, para que aprenda a comportarse.

       -Compadre, civilízate. ¿Qué diría Mariela Castro si te oyera?

      -Diría que soy un dinosaurio -bufó Machado-, ¿pero a quién coño le importa lo que diga esa hijita de Papá?"

    Al interesante despiece en profundidad de la sociedad y los bajos fondos habaneros, se unen cinco historias-investigaciones cargadas de suciedad y negritud.

Historias tétricas y oscuras

    Como las violaciones en serie a mujeres desamparadas que dirige la ambiciosa y traicionera teniente María Rosa; el asesinato de un traficante en el que se implican bandas y la muerte de un sospechoso que lleva a cabo el violento teniente Eddy Serrat; la extraña muerte-suicidio de un viejo, a cargo del teniente Puyol; las extorsiones del sargento Batista; o los abusos del patrullero Manolo.

    "-A Cuba todavía no le conviene abrirse. Una apertura real sería el caos -dijo el sargento Batista.

      -Pero la gente se merece y quiere apertura...

      -La gente, la gente -remendó Batista con tono exasperado-. La gente aquí no cuenta para nada. ¿A quién le importa lo que quiera el pueblo. la gentuza, la escoria y el jodido lumpenproletariado? Si este país se abre al mundo, los primeros que van a cagar pelo sin haber comido mango somos los policías. ¿Tú te imaginas lo que pasaría si Cuba se convierte en un país normal, muchacho? En entra y sale constante, la droga colándose por todos lados..."

    Vladimir Hernández lo vuelve a lograr tras la impactante y genial 'Indómito'. Y crea una novela sin parangón entre la serie negra actual. Muy interesante, que toda el corazón y bucea en los espacios más recónditos del ser humano. Un novelón imprescindible.

lunes, 1 de octubre de 2018

'El Rey Rata', de China Miéville: infumable

    No pasé del primer capítulo. Es una novela rara. Tipo engendro. Intenta ser muy original y lo que logra es ser muy aburrida.

    La escena que copia al Dracula de Coppola, cuando el rey de los vampiros se aparece en la celda a Renfield, es poco más que ridícula.

    El protagonista se asemeja -a lo pobre y sin gracia- al personaje principal de 'La conjura de los necios'. 

    Todo en ella es deslavazado y sin sentido. No atrapa. Es cansina y sin gracia.

    Todo carece de sentido y, por tanto, de interés. Para mí, una auténtica pérdida de tiempo pese a las buenas críticas de esta novela entre terror, fantasía y temática negra.