sábado, 26 de octubre de 2013

'Don de lenguas', de Rosa Ribas y Sabine Hofman: la ostia y la rehostia


    
    Buena trama, buen desarrollo, buenos personajes, buenas subhistorias, buena ambientación, buenas muertes... 'Don de lenguas', de Rosa Ribas y Sabine Hofman, es la ostia. 

    No desmerece las alabanzas recibidas por el maestro de la novela negra, Domingo Villar, autor de otras dos joyas imprescindibles: 'Ojos de agua' y 'La playa de los ahogados'. "No lo duden, les va a gustar", dice sobre este trabajo negro y policiaco el autor gallego. Las loas también le han llegado de insignes de lo criminal como Lorenzo Silva y Alicia Giménez Barlett.

    El libro se devora de una tacada. Porque es imposible dejar de seguir las pistas que llevan al salvaje asesino de una viuda de la alta sociedad barcelonesa.

    Policías brutales del franquismo, chantajistas que se buscan la vida en la posguerra, camellos de poca monta actuando en 1952, periodistas afectos al régimen, intelectuales depurados... Junto a la protagonista, Ana Martí, hija de un periodista represaliado que se gana la vida en un colmado, una mujer íntegra y de acero bajo su apariencia más que suave y normal.

    Le ayudará su prima Beatriz Noguer, una filóloga depurada, especializada en lingüística, imprescindible para solucionar el rompecabezas que conduce a la bestia.

    El peligro siempre sobrevuela a esta investigadora tenaz en las formas más insospechadas. La corrupción del franquismo y sus funcionarios muestra su cara más desagradable. Los poderosos de entonces son como los de ahora: intocables. ¿Qué se puede con una pluma en la mano para detener un tren de mercancías desatado?

lunes, 21 de octubre de 2013

'Máscaras', de Leonardo Padura: floja, flojita...

        'Máscaras', de Leonardo Padura, tiene poca fuerza. Es floja, flojita. Fácil de leer. No la acabé. Aburrida. Le falta el poder que tiene 'Pasado perfecto', la primera obra de la tetralogía de La Habana, protagonizada por el soñador, tierno y cerebral teniente Mario Conde.

    Se intercalan capítulos extraños de travestis y gays en París un año después del más famoso movimiento de liberación europeao, acabado en nada, como todos, y bajo el lema 'Prohibido prohibir' y 'Debajo de los adoquines está la playa'.

    Demasiada introspección de Mario Conde para tan poca acción. La investigación, el meollo de la novela negra, apenas ocupa espacio. Carece de importancia entre los atribulados personajes que solo beben ron, se lamentan, a veces singan, leen libros de semiótica, van a misa, hablan de la transmutación de Jesús...

    Incluso aparecen anecdóticamente Jean Paul Sartre y Simone de Beavoir.

    Hasta los personajes con poderío como el sargento Manuel Palacios, Carlos El Flaco, Comandante -mayor- Ragel... aparecen desdibujados. Es como una depresión en versión libro policíaco.

jueves, 17 de octubre de 2013

'Blancanieves debe morir', de Nele Neuhaus, muy buena hasta la página 350

   
'Blancanieves debe morir' de Nele Neuhaus, es una obra irregular, si bien hasta las tres cuartas partes del libro la intensidad narrativa se mantiene 'in crescendo', después y, hasta el final, el interés por esta historia, entre negra y policiaca, decae. 

    Su nota es de notable alto, pudiendo ser de sobresaliente de no ser porque pareciera que a la autora le entró la prisa por cerrar una trama con mucho gancho y personajes más que atractivos.

    Se echa en falta haber trabajado más en profundidad al personaje principal -que poco a poco se diluye en beneficio de los investigadores, otro error-, Tobias Sartorius, condenado a 10 años de cárcel por matar a sus dos ex novias de 17 años (Laura Wagner y Stefanie Schneeberger) tras una despedida de instituto cerrada con una borrachera descomunal.

    El clima de opresión logrado en el pueblo es total, las palizas que recibe Tobias son fenomenales y a manos de los más variopintos personajes; el malo es malísimo y pervertido; su hijo es un ministro de Educación entre malo y tontolillo; su mujer una pérfida doctora... Aunque todo ellos viven en un mundo de apariencias felices con un fondo de amargura, abusos y malos pensamientos.

    Conclusión: se devoran 350 de sus 432 páginas. El final es como una gaseosa destapada durante varios días.

lunes, 14 de octubre de 2013

Jakob Arjouni: malogrado pionero de la novela negra europea moderna con el detective turco-alemán Kemal Kayankaya

    El malogrado escritor de novela negra Jakob Arjouni -fallecido en enero con tan solo 49 años de edad- creó a mediados de los años 80 -a España no llegaría hasta principios de los 90, gracias a la editorial Virus- un detective diferente por ser un paria en Alemania, su tierra, ya que ni era rubio ni tenía los ojos azules, ni se apellidaba Von Andechs, y por ser una actualización europeizada de las criaturas de Hammet y Chandler.

    Kemal Kayankaya, rey de la mala leche y de lo políticamente incorrecto, era teutón, sí, pero hijo de inmigrantes turcos y con cara de 'moro', lo que le hacía sufrir el racismo latente entre sus conciudadanos. Un odio hacia su persona que superaba con un carácter indómito, una actitud entre ascética y agresiva, y unas frases más que cortantes.

    Kayankaya protagonizó cinco novelas, aunque las mejores son las tres primeras 'Más cerveza' (Virus, 1996), 'Rakdee con dos es' y '¡Happy birthday, turco!' (Virus, 1993). En su momento -hace casi 25 años- fueron una ráfaga de aire nuevo en el inamovible mundo de la literatura negra, anclada en los clásicos de siempre.

    Kemal era actual, borracho, moderno, vivía en Frankfurt, vestía a la moda rocker, le gustaban las broncas, no respetaba a la policía, no hablaba ni papa de turco, y sobrevivía en un mundo especialmente hostil para los que, como él, eran diferentes.

    Si embargo, tras releer hace unas semanas 'Rakdee con dos es' (Virus, 1995) me ha parecido una obra con poca fuerza, desfasada, fuera de lugar y una pobre imitación de los relatos oscuros de Philip Marlowe. Se deja leer, pero ya no es el poderoso autor de los 80 ni de los 90, de la Generación X, que tanto amó el maestro Manuel Vázquez Montalbán.

jueves, 10 de octubre de 2013

'La parte del muerto', de Yasmina Khadra: impresionante novela negra

    Pocas veces he disfrutado tanto y con tanto sentimiento de una novela negra. No solo está excelentemente escrita sino que los personajes y las situaciones son tremendamente reales. No hay excesos ni exageraciones ni situaciones forzadas. Es un libro de 9 de nota. Grande, grande y grande 'La parte del muerto' de Yasmina Khadra.

    Uno de sus logros es que durante sus 427 páginas mantiene en todo momento la tensión narrativa y el interés por cómo se solucionarán los asesinatos, torturas, vejaciones y humillaciones que pueblan por doquier este libro, en verdad escrito bajo seudónimo femenino por el excomandante del Ejército argelino Mohammed Moulessehoul.

    La gran creación del autor, que no deja títere con cabeza en sus críticas al sistema corrupto de la revolucionaria Argelia tras independizarse del yugo de Francia, es el comisario Llop, un tipo de maneras duras y corazón sensible, incorruptible, leal y en busca de la verdad pase lo que pase y caiga quien caiga.

    Sobrevuela toda la narración la terrible guerra de independencia del país (1954-1962) destacando las atrocidades de los independentistas (felagas), los franceses y los colaboracionistas argelinos (harkis).

    Es un novelón, un libro sin concesiones, no en vano fue reconocido con el Premio a la Mejor Novela Negra Francófona en 2004.

martes, 8 de octubre de 2013

'Marcado a fuego' de Brian Freeman: malo, malo, malo

    No he pasado de la página 47. Y eso que el marketing vendía esta novela policíaca como una de las sorpresas de los últimos años. Sorpresa sí ha sido: de sopor y estulticia (no sé si está bien empleado el término, pero siempre lo quise emplear). 

    No he llegado a conocer ni al detective Bolton -que será un fenómeno-, y muy poco al sufrido profesor rompecorazones Mark Bradley, quienes, entre tanto tópico narrativo, no han tenido tiempo de aterrizar en mi mundo.

    Es un libro malo porque es muy aburrido. Intenta mostrar un inicio original cuando no es más que un burdo intento de crear una atmósfera de suspense que se diluye como azucarillo en el agua.

    'Marcado a fuego' de Brian Freeman. Si alguien se lo ha acabado, alabo su gusto o s paciencia. Hay demasiados libros y autores interesantes como para perder el tiempo en este producto policíaco industrial poco original. Puro tostón (o no sería mi día... aunque fueron varias jornadas de tortura autoinfligida).