Junto con el libro 'Cosa Nostra', de John Dickie, 'Los últimos mafiosos', de John Follain, es el mejor retrato sobre la mafia siciliana. No es una novela negra, pero en sus páginas hay más violencia que en cualquier obra de Hammett, Chandler, Juan Madrid o Andreu Martín.
El repaso que hace el corresponsal de The Sunday Times de la mafia siliciana es fidedigno en toda su realidad, crudeza y en la brutalidad que siempre la acompañó.
Disecciona como un cirujano la historia más reciente de los 'corleoneses', la rama más salvaje del gangsterismo, nacida de la mano del médico sádico Michelle Navarra, continuada por el primer 'boss', el sanguinario Luciano Leggio, hasta la captura del último 'jefe de todos los jefes' Bernardo Provenzano (aquejado de decenas de enfermedades) pasando por el 'súper boss' el carnicero Salvatore 'Toto' Riina.
Una época oscura y plagada de asesinados (unos mil en la guerra entre bandas de 1980-1983) que van desde 1945 hasta que en 2006 fue detenido Provenzano.
Entre medias, el autor describe el ascenso de 'los corleoneses' -a los que el resto de mafiosos llamaba despectivamente 'los campesinos'- a la cúpula de la mafia siciliana hasta hacerse con el control total de la 'Cosa Nostra' a base de eliminar a sus oponentes por cualquier medio y sin contemplaciones.
Una guerra sin cuartel ordenada por Riina contra sus 'hermanos' de otras familias y contra el Estado tras los brutales asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino (con un coche cargado con 100 kilos de explosivos junto al domicilio de su madre) y del general Carlos Alberto dalla Chiesa. Unos actos sin sentido que supusieron el principio del fin de los jefes de Corleone. A partir de estas ejecuciones sumarísimas, que provocaron la indignación de los italianos, el Gobierno persiguió hasta el fin a los jefes mafiosos.
También aparecen los más sanguinarios ejecutores de la Cosa Nostra. Leggio lo fue de Navarra al que asesinó en 1958; Provenzano y Riina lo fueron de Leggio; y Pino 'Zapatitos' Greco y Giovanni Brusca lo fueron de Provenzano y Riina (este último mandó asesinar a Greco quien llevaba a sus espaldas 300 asesinatos, entre ellos los del juez Borsellino).
Brusca, amante de los rolex y la ropa d em,arca, autor del asesinato de Falcone con 300 kilos de explosivos, fue detenido y se arrepintió confesando los secretos de la 'Cosa Nostra'. Fue autor de más de 100 crímenes, entre ellos el secuestro durante dos años y posterior estrangulamiento de Giuseppe di Matteo, un niño de 14 años, hijo de un arrepentido.
Choca como unas personas que se autodefinen como de honor son capaces de realizar los actos más deleznables y antinatura. Además, están totalmente apoyados por sus mujeres y amparados en la ley del silencio. Tal es así que incluso mataban de día en el interior de comercios de Corleone.
Igualmente, la campaña de atentados indiscriminados con tiros en la nuca, descargas de AK-47 y bombas que emprendió 'La bestia' Riina entre 1980 y 1993 (año de su arresto), con cerca de 2.000 muertos, recuerda a la desarrollada en Colombia por el narcoterrorista Pablo Escobar en las mismas fechas (curiosamente, Escobar fue abatido en 1993).
El libro se devora, es muy ágil y refleja claramente la realidad y el salvajismo de la mafia. Muy recomendable, descarnado y sin concesiones. Para que el ser humano aprenda y no caiga en el mal más absoluto que fue, sin lugar a dudas, el iniciado por Leggio, aplicado por Riina y finalizado por Provenzano.
¿Berlusconi pagaba a Riina?
Nota: Llama la atención las acusaciones de connivencia de Silvio Berlusconi con Riina (siempre negadas por el expresidente y empresario televisivo) y las medidas legislativas de este y del también expresidente Romano Prodi para dificultar las investigaciones antimafia y, al mismo tiempo, mejorar la situación de estos criminales en la cárcel.
Mis autores preferidos de novela negra y policiaca, acompañados de sus criaturas, los detectives e investigadores más escépticos y duros a la vez tiernos.
lunes, 26 de octubre de 2015
'Los últimos mafiosos', de John Follain: la guerra 'a sangre y fuego' de Navarra, Leggio, Riina y Provenzano
jueves, 22 de octubre de 2015
'La mort del censor', de Jordi Sierra i Fabra: s'ha de llegir sí o sí
'La mort del censor', de Jordi Sierra i Fabra, és un tros de llibre. Una novel-la per gaudir al màxim i experimentar un plaer absolut per la literatura. En aquest cas de cinc estrelles.
L'autor d'aquesta trilogia sobre un inspector d'homicidis a l'any 1963 es supera, encara més que en l'anterior brutal i genial nissaga de l'inspector Mascarell.
La censura, la guerra civil, les llibertats inexistents, la duresa policial, la repressió contra l'art en català, etc., són només una petita part d'un coctel que barreja amb intel-ligència els ingredients adients de la millor novel-la negra.
La investigació de l'assassinat salvatge d'un censor franquista duu a l'inspector Hilari Soler a enfrontar-se amb foscos secrets de la Guerra Civil passada, amb personatges poderosos de la Barcelona industrial i als seus propis companys, gent brutal i sense sentiments.
Soler, malgrat ésser un agent de la policia de la dictadura, és partidari de la llibertat, la literatura i el deixa fer.
Un llibre molt bo i recomanable. Més que això, s'ha de llegir sí o sí.
L'autor d'aquesta trilogia sobre un inspector d'homicidis a l'any 1963 es supera, encara més que en l'anterior brutal i genial nissaga de l'inspector Mascarell.
La censura, la guerra civil, les llibertats inexistents, la duresa policial, la repressió contra l'art en català, etc., són només una petita part d'un coctel que barreja amb intel-ligència els ingredients adients de la millor novel-la negra.
La investigació de l'assassinat salvatge d'un censor franquista duu a l'inspector Hilari Soler a enfrontar-se amb foscos secrets de la Guerra Civil passada, amb personatges poderosos de la Barcelona industrial i als seus propis companys, gent brutal i sense sentiments.
Soler, malgrat ésser un agent de la policia de la dictadura, és partidari de la llibertat, la literatura i el deixa fer.
Un llibre molt bo i recomanable. Més que això, s'ha de llegir sí o sí.
lunes, 19 de octubre de 2015
'Cuatro días de enero', de Jordi Sierra i Fabra: poderosa, bella, sensible y dura
'Cuatro días de enero', de Jordi Sierra i Fabra, es una novela negra poderosa, bella, sensible y dura.
Perfectamente escrita, describe a unos personajes perdidos, sin futuro, con un presente terrible, pero que luchan hasta el final repletos de una extraña e inexplicable fuerza descomunal, casi inhumana.
A punto de entrar las tropas franquistas en Barcelona, ya no hay políticos ni fuerzas del orden en una ciudad donde los cadáveres campan a sus anchas sin enterrar en plena calle como si se tratara de perros rabiosos ejecutados. Y es lo más normal del mundo. Ni esperanza ni compasión. Sentimientos cero.
A pesar de esto, el inspector Miquel Mascarell se niega a abandonar su vacía y destrozada comisaria donde se presenta una madre desesperada, exprostituta, detenida anteriormente por el policía, al que le ruega que busque a su hija de 16 años desaparecida unos días antes.
Es cuando Mascarell, con solo sdos balas en el cargador de una pistola que jamás ha disparado, empieza a investigar, lo que le lleva a unas torres en la parte alta y rica de Barcelona donde industriales fascistas, regresados a la ciudad, organizan orgías descontroladas con chicas muy jóvenes.
Este descubrimiento, en un entorno hundido, triste y gris, plagado por el hambre y el hastío de tres años de guerra y miseria, hará que Mascarell, derrotado, hambriento y desesperanzado, se convierta en la última barrera entre la razón y la locura de unos potentados que solo esperan la entrada de los nacionales para tomarse la justicia por su mano.
Narrativa ágil y poderosa, una historia terrible, un ambiente decadente, unos personajes psicológicamente muy bien construidos, unos hechos dolorosos...
Melancolía i poesía dominan una Barcelona derrotada, perdida y sin valores éticos ni morales después de más de 1.000 días de un combate cruel y sin concesiones.
domingo, 11 de octubre de 2015
'Seis días de diciembre', de Jordi Sierra: Mascarell a la caza de nazis
Si bien algunos mecanismos de la novela pueda parecer repetitivos, no en vano es la cuarta de la serie sobre el inspector Mascarell, en esta ocasión Jordi Sierra i Fabra riza el rizo.
Incorpora a la trama a los nazis que esquilmaron las principales obras de arte de Europa y que, recalando en Barcelona, intentan escapar a Brasil para ser acogidos por los 'SS' allí exiliados.
Además, Mascarell, antiguo inspector republicano, encerrado ocho años en el Valle de los Caídos y casado con una exprostituta, se junta con 'Lenin', realmente Agustino Ponce, un raterillo viejo conocido a quien decide ayudar en este caso de altos vuelos y conexiones internacionales.
Y es que el sicario de un ricachón fascista barcelonés ha asesinado a un 'monument man', uno de los 350 que persiguen a los nazis que expoliaron obras de Picasso, Modigliani, Dalí, Rubens, Rafael, etc.
En definitiva, un libro muy interesante, cargado de acción, con una trama muy bien trabajada, unos personajes atractivos, y un humor cáustico que alivia el asfixiante ambiente de la España de la posguerra: pobre, ruin y cainita.
Una novela para seguir gozando de ese monumento que es la saga de Mascarell, genial y magistralmente trazada por Sierra i Fabra.
Incorpora a la trama a los nazis que esquilmaron las principales obras de arte de Europa y que, recalando en Barcelona, intentan escapar a Brasil para ser acogidos por los 'SS' allí exiliados.
Además, Mascarell, antiguo inspector republicano, encerrado ocho años en el Valle de los Caídos y casado con una exprostituta, se junta con 'Lenin', realmente Agustino Ponce, un raterillo viejo conocido a quien decide ayudar en este caso de altos vuelos y conexiones internacionales.
Y es que el sicario de un ricachón fascista barcelonés ha asesinado a un 'monument man', uno de los 350 que persiguen a los nazis que expoliaron obras de Picasso, Modigliani, Dalí, Rubens, Rafael, etc.
En definitiva, un libro muy interesante, cargado de acción, con una trama muy bien trabajada, unos personajes atractivos, y un humor cáustico que alivia el asfixiante ambiente de la España de la posguerra: pobre, ruin y cainita.
Una novela para seguir gozando de ese monumento que es la saga de Mascarell, genial y magistralmente trazada por Sierra i Fabra.
martes, 6 de octubre de 2015
'Cinco días de octubre', de Jordi Sierra i Fabra: deliciosa
Todas las novelas de la serie negra protagonizadas por el inspector republicano -exinspector en la España franquista- Miquel Mascarrel son una delicia.
En la tercera entrega de la saga, excelentemente escrita e ideada por Jordi Sierra i Fabra, siguen las tramas oscuras, los personajes turbios, los asesinatos bestiales y el ambiente de una Barcelona de posguerra con miseria, catecismo, represión y, sobre todo, hipocresía.
Un poderoso -y sádico- empresario busca a Mascarrell para que éste, con buenas relaciones con el mundo anarquista, localice dónde está enterrado el cuerpo de su sobrino, un Sáez de pura cepa, asesinado 12 años antes, en 1936, por un amigo suyo de la CNT.
Una vez más, Jordi Sierra borda el ambiente, la historia, el suspense, los diálogos y el incierto final. Sigue siendo un libro que se devora con ansia, se disfruta al máximo y afecta a la 'patata'.
Una novela negra poderosa, muy bien trabajada, perfectamente realizada. Una gozada para los amentes de los libros criminales complementados con una crítica social en toda su plenitud.
En la tercera entrega de la saga, excelentemente escrita e ideada por Jordi Sierra i Fabra, siguen las tramas oscuras, los personajes turbios, los asesinatos bestiales y el ambiente de una Barcelona de posguerra con miseria, catecismo, represión y, sobre todo, hipocresía.
Un poderoso -y sádico- empresario busca a Mascarrell para que éste, con buenas relaciones con el mundo anarquista, localice dónde está enterrado el cuerpo de su sobrino, un Sáez de pura cepa, asesinado 12 años antes, en 1936, por un amigo suyo de la CNT.
Una vez más, Jordi Sierra borda el ambiente, la historia, el suspense, los diálogos y el incierto final. Sigue siendo un libro que se devora con ansia, se disfruta al máximo y afecta a la 'patata'.
Una novela negra poderosa, muy bien trabajada, perfectamente realizada. Una gozada para los amentes de los libros criminales complementados con una crítica social en toda su plenitud.
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domingo, 4 de octubre de 2015
'Pablo Escobar, mi padre': el perdón y el descenso a los infiernos de Juan Pablo Escobar
Este es un libro valiente. No es una novela negra, pero podría serlo. Habla de drogas, cárteles, asesinatos, sicarios, odio, política... unos ingredientes que bien mezclados podrían convertirse en 'LA Confidential' o 'Cosecha roja'.
Si la realidad supera a la ficción, en 'Pablo Escobar, mi padre', esa realidad se torna casi onírica. Lo que sucedió en Colombia entre 1976 y 1993 se asemeja más a un mal sueño que a la cotidianeidad en el mundo civilizado. Es como un cuento de realismo mágico de García Márquez al que han añadido las andanzas de Vito Corleone.
En esos años el mal se hizo hombre y se llamó Pablo Escobar, el Patrón.
Su hijo, Juan Pablo Escobar (ahora Juan Sebastián Marroquín, vecino de Buenos Aires) escribe una autobiografía valiente, clara, transparente y dura de lo que fue su padre: una persona que amó hasta el extremo a su mujer e hijos, mientras mandaba toneladas de cocaína a Estados Unidos, gozaba de decenas de furcias y mandaba cientos de asesinatos.
En el libro se refleja la amistad entre el general Noriega y Escobar, entre los sandinistas de Daniel Ortega y Escobar, incluso aparece Felipe González recibiendo al diputado Escobar en España.
También explica el plan del jefe del Cártel de Medellín para secuestrar a Chábeli Iglesias y pedir un rescate para financiar la lucha con el Cártel de Cali y el Estado colombiano.
Aparece el atentado contra el edificio de la policía colombiana que costó cien muertos en la que los sicarios de Escobar colocaron siete toneladas de dinamita en un autobús que explotó por control remoto. Les enseñó a fabricar coches bomba un terrorista de ETA.
También la ruta por mar de un mercante que semanalmente transportaba diez toneladas de cocaína a Miami y otro que llevaba cientos de quilos camuflados entre bananas.
El libro se escribió después de que el hijo de Escobar se entrevistara con los hijos de Rodrigo Lara Bonilla y Luis Carlos Galán, ministro de Justicia y candidato a la presidencia de Colombia, respectivamente, a los que su padre mandó asesinar. Les pidió perdón y fue perdonado.
Incluso explica que, siendo César Gaviria director de aeronáutica sobrevivió a tres intentos de asesinato del Cártel de Medellín ya que dificultaba sus envíos de droga desde los aeródromos del país.
También secuestró a Andrés Pastrana quien se libró por poco de caer bajo las balas de los sicarios de Escobar. Estos asesinos procedían en su mayor parte de uno de los barrios más deprimidos de la capital de Antioquia.
Como en un momento dice Juan Pablo Escobar, la espiral de violencia y muerte pareció no tener fin. Cuanto más le perseguían las autoridades, más asesinatos de políticos, periodistas, policías y jueces ordenaba su padre.
Hasta que en diciembre de 1993 fue abatido de tres disparos por una unidad de élite de la Policía Nacional de Colombia, apoyada por servicios de inteligencia y la DEA estadounidense.
Dice su hijo, al final del libro, que a su padre no lo mataron los policías sino que se suicidó de un tiro en el oído derecho con su inseparable pistola Sig Sauer P226: "Nunca me cogerán vivo" fue lo que le dijo el Patrón a su primogénito.
'El enviado del Rey', de Manuel Lozano Leyva: pedazo de novela negra con espadachines y espías en 1753
No es una novela negra al uso porque su acción sucede en 1753, pero es un pedazo de libro con todos los ingredientes de la mejor literatura criminal: el extraño asesinato de un investigador sobre la corrupción en las minas de Almadén, nobles y eclesiásticos conjurados para robar al Rey, mujeres bellas y poderosas, aunque de poco fiar, misterio, combates, peleas, filosofía...
'El enviado del Rey', de Manuel Lozano Leyva, además está muy bien escrita. Los personajes están trabajados al máximo, con sus dudas, contradicciones y profundidad psicológica, y se mueven en un mundo de traiciones, codicia, mentiras y puñaladas traperas.
La lucha del bien (la luz) contra el mal (la sombra) se hace patente. No en vano, ya empieza la obra destacando que en la ciudad de Sevilla, en 1753, "había aproximadamente la misma cantidad de eclesiásticos que la que sumaban comerciantes, labradores, empleados y fabricantes; que a su vez casi coincidía con la de mendigos y presos. El número de criados era parecido al de artesanos y solo lo sobrepasaba el de jornaleros; y el de hidalgos y militares se acercaba al del conjunto de estudiantes, médicos, cirujanos, sangradores, abogados y escribanos".
Una situación contra la que los personajes principales, ilustrados españoles de la época, intentan luchar con éxito escaso. Aparecen en estas líneas Pablo de Olavide (perseguido por la Inquisición por sus ideas progresistas) y el marqués de la Ensenada, ministro reformador de Carlos III. Y, sobre todo, el protagonista principal, Álvaro de Soler, comisionado real para investigar la muerte del enviado del Rey anterior a las minas de Almadén, básicas para la extracción del mercurio tan necesario para obtener oro y platas de las minas de América.
La trama no deja de golpearte la cocorota provocándote para conocer quiénes se benefician de los robos de mercurio y quiénes dirigen la conjura para que el mal prevalezca sobre el bien.
A ellos se enfrentará Soler, mezcla de espadachín, hombre de letras, militar y alquimista, junto con Olavide, el alguacil del crimen de Sevilla, Fernando Cruz, unos intrépidos concheros y los hermanos Cepeda, pequeños empresarios.
Lo mejor: la recreación de la ciudad de Sevilla en la mitad del siglo XVIII (te trasladas en el tiempo), la elevada literatura de la obra y la diabólica trama. Se disfruta y goza a partes iguales.
'El enviado del Rey', de Manuel Lozano Leyva, además está muy bien escrita. Los personajes están trabajados al máximo, con sus dudas, contradicciones y profundidad psicológica, y se mueven en un mundo de traiciones, codicia, mentiras y puñaladas traperas.
La lucha del bien (la luz) contra el mal (la sombra) se hace patente. No en vano, ya empieza la obra destacando que en la ciudad de Sevilla, en 1753, "había aproximadamente la misma cantidad de eclesiásticos que la que sumaban comerciantes, labradores, empleados y fabricantes; que a su vez casi coincidía con la de mendigos y presos. El número de criados era parecido al de artesanos y solo lo sobrepasaba el de jornaleros; y el de hidalgos y militares se acercaba al del conjunto de estudiantes, médicos, cirujanos, sangradores, abogados y escribanos".
Una situación contra la que los personajes principales, ilustrados españoles de la época, intentan luchar con éxito escaso. Aparecen en estas líneas Pablo de Olavide (perseguido por la Inquisición por sus ideas progresistas) y el marqués de la Ensenada, ministro reformador de Carlos III. Y, sobre todo, el protagonista principal, Álvaro de Soler, comisionado real para investigar la muerte del enviado del Rey anterior a las minas de Almadén, básicas para la extracción del mercurio tan necesario para obtener oro y platas de las minas de América.
La trama no deja de golpearte la cocorota provocándote para conocer quiénes se benefician de los robos de mercurio y quiénes dirigen la conjura para que el mal prevalezca sobre el bien.
A ellos se enfrentará Soler, mezcla de espadachín, hombre de letras, militar y alquimista, junto con Olavide, el alguacil del crimen de Sevilla, Fernando Cruz, unos intrépidos concheros y los hermanos Cepeda, pequeños empresarios.
Lo mejor: la recreación de la ciudad de Sevilla en la mitad del siglo XVIII (te trasladas en el tiempo), la elevada literatura de la obra y la diabólica trama. Se disfruta y goza a partes iguales.
jueves, 1 de octubre de 2015
'El caso Birdman', de Mo Hayder: para un rato, pero sin pasarse
'El caso Birdman', de Mo Hayder, empieza muy bien, se desarrolla de manera interesante y hacia el final pierde cualquier brillo. Ni la he acabado de leer. Poco sorprendente. Algo soporífera y previsible.
Conocer casi enseguida quién es el asesino, no ayuda, como tampoco enterarse casi al final del libro que hay un cómplice, del que se desvela su personalidad a las primeras de cambio.
El inspector Jack Caffery no parece policía, como ninguno de sus compañeros. El más díscolo tampoco llega a serlo mucho. Es como si a los personajes les faltara personalidad y malas pulgas. Que de eso se trata en la novela negra.
Además, Caffery está traumatizado por un suceso de su infancia y por eso no puede amar a su novia pijísima de la muerte. Le gusta una exprostituta metida a pintora, pero no se decide.
Mientras, la investigación para dar con el asesino de cinco meretrices se desarrolla como quien no quiere la cosa. Un poco al azar, otro poco de suerte y un mucho de improvisación.
Todo en este libro es demasiado obvio, previsible y artificial. A quien le guste la novela policíaca -más que negra- le entretendrá el libro. Si no, es prescindible.
Conocer casi enseguida quién es el asesino, no ayuda, como tampoco enterarse casi al final del libro que hay un cómplice, del que se desvela su personalidad a las primeras de cambio.
El inspector Jack Caffery no parece policía, como ninguno de sus compañeros. El más díscolo tampoco llega a serlo mucho. Es como si a los personajes les faltara personalidad y malas pulgas. Que de eso se trata en la novela negra.
Además, Caffery está traumatizado por un suceso de su infancia y por eso no puede amar a su novia pijísima de la muerte. Le gusta una exprostituta metida a pintora, pero no se decide.
Mientras, la investigación para dar con el asesino de cinco meretrices se desarrolla como quien no quiere la cosa. Un poco al azar, otro poco de suerte y un mucho de improvisación.
Todo en este libro es demasiado obvio, previsible y artificial. A quien le guste la novela policíaca -más que negra- le entretendrá el libro. Si no, es prescindible.
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