La historia vital de Charlie nos toca la patata. Porque siendo un joven inteligente elige seguir los pasos de unos cabezas rapadas destructivos y con sus cerebros vacíos. Porque sus relaciones sentimentales están teñidas de violencia, mentira y suciedad. Porque su familia es el ejemplo de desestructuración absoluta y porque, pese a todos los impedimentos para una personas nacida en un barrio duro, la esperanza no deja de asomar su suave cabecita tras la esquina.
Un suceso traumático y sin explicación hará de Charlie un juguete roto con una sola salida, pero deberá convencerse de que la dignidad y la amistad es lo único que salva a los pobres.
Esta novela es una bomba de relojería perfectamente trazada por la prosa directa de Martín G. Ramis. Es una montaña rusa de sentimientos. Es un crisol de personajes deleznables y admirables, seres al límite, que nos hacen disfrutar de una historia sin cortapisas y en la que no queda títere sin cabeza.
En dos palabras: pura dinamita, para sufrir, llorar, sentir, reír y disfrutar de literatura en grado sumo. O como la bondad puede llegar a ser la fuerza más poderosa de este mundo.
En definitiva, un libro conmovedor.
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