-Ciertamente -aparta la biblia cerrada-, pero son sencillos nuestros valores".
Esta novela, entre negra, negrísima, policíaca y thriller, es diferente. Por su elevada carga literaria. Es intensa. Con una prosa profunda y trabajada. Habla, de otra manera, alejada de los estereotipos, de los bajos fondos, de las miserias humanas, del dolor y de la codicia.
"La mujer es un constructo para el placer y la compañía. Toda ella néctar para quedar satisfecho. Son receptáculos de los que beber o libar. Preciosos receptáculos. Si te muestras fuerte y eres estricto, acaban por dejar que sorbas ese néctar".
Los personajes están destrozados y destruyen todo lo que les roza. Y cuando no lo están, maquinan para dañar a los demás, con la única excusa de la búsqueda del poder.
El juez de guardia Horacio Misericordia es un ser humano alcohólico y destrozado. Procedente de un medio rural de la Castilla más profunda, sufrió de pequeño en casa a un padre borracho y pendenciero, y ahora debe lidiar con su peor enemigo: él mismo.
"Con la velocidad solo permanecen la viveza y la hombría porque conducir me desprende del orgullo y el deseo".
En la búsqueda de su hija, abandonada y perdida, se dejará media vida, mientras un grupo de agentes vendidos intenta quitarlo de en medio y un político aún más corrupto lo quiere inhabilitar.
"Él, un estudiante de Filosofía perdido en Madrid con una beca Erasmus, hablaba el español de los bares y el francés de Sastre, el castellano de las litronas y el galo de Stéphane Hessel, las palabras de José Luis Sampedro y las blasfemias de las banlieues.
Un enamorado de Marx, la conversación callejera, las asambleas y el hachís que veía en Lucía un objeto de cariño y compasión, una Sócrates callada con quien entablar diálogos y arengas reivindicativas sin contestación".
Infierno sobre la tierra
El libro no es de lectura fácil por una manera de narrar muy inteligente, que quiere que el lector ponga de su parte; una prosa de elevada carga literaria. Como un poema oscuro y denso sobre los peores instintos de la humanidad. Un libro muy intenso. Excesivamente intenso.
"Si algo somos es nuestra infancia. A veces enumero los errores heredados de ella. Otras veces los daños. Las injurias. La niñez debería ser terreno para la nostalgia o la felicidad, tal y como cuentan el cine y las novelas".
Llega a lo más hondo del alma y no deja indiferente. Los perdedores y antihéroes casi dan lástima si no fuera por la maldad y egoísmo que destilan.
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