Este caso es duro porque se trata de los asesinatos de niños de 10 años de edad, y no hay pistas. El hijo de Parker, Sean, se situará en el centro de una trama, negra negrísima, en la que también destacan los problemas domésticos de la carismática policía.
En la ficticia localidad de Ragmullin hay mucha maldad, sadismo y seres miserables, que deberán ser descubiertos por Parker, el sargento Boyd y los agentes Kirby y Lynch.
Además, en este intenso libro de género se mezclan la venta de droga con los malos tratos y la pederastia. El foco del posible criminal se sitúa en varias personas, muchas de ellas destacadas en la vida social y deportiva de la ciudad, aunque las sospechas también recaen en otros miserables seres del lumpen urbano.
En definitiva, un a novela con alma, fuerza, intriga, sentimiento y mucha negritud. ¡Imprescindible!
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