'Giley', de Julián Ibáñez, es una novela negra desasosegante e intensa, muy intensa. En un monólogo interior de largo recorrido, el inspector contra el Juego de Puertollano deberá enfrentarse a una trama de trata de blancas y juego ilegal.
Un trabajo complicado si se tiene en cuenta que el policía es propietario de uno de los más importantes garitos de timbas ilegales de Ciudad Real.
Entre medias aparecerán agentes de la Guardia Civil implicados en redes de prostíbulos, prostitutas liadas con policías y macarras, gitanos dueños de burdeles y señoritos responsables de negocios de extorsión y explotación sexual.
La verdad es que es una obra diferente, muy aconsejable por lo tétrico de los personajes y el decadente ambiente que se respira en Puertollano.
La historia es negra, negrísima, de las que te llegan al corazón y te descolocan. Hay escenas muy duras y violencia a raudales. Ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos.
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