- "El ser humano necesita un motivo para ejercer la violencia"
- "Rajoy y Puigdemont son como dos chiquillos que pelean por ver quién es el más chulo del barrio"
- "La oscuridad de la historia ha conmovido por igual a lectores de Alemania, Polonia, Dinamarca, España o Italia"
- "Rascas un poco sobre la pátina de civilización y salta el animal que llevamos dentro"
- "Lo único que la literatura puede lograr es emocionarte y hacerte sentir intensamente"
- "No me interesa Dios sino el ser humano; los nazis llevaban en el cinturón la frase 'Gott mit uns'".
"Antes de escribir la novela estuve dos años en paro, trabajando en negro en lo que encontraba por ahí. La redacté en un mes tras medio año de trabajo en la creación de los personajes". Luca D'Andrea (Bolzano, 1979), autor del thriller superventas 'La sustancia del mal' (Alfaguara), traducido a 35 idiomas, exuda simpatía y buen rollo. Está en España invitado por el festival de novela policíaca 'Getafe Negro'. En breve, se estrenará la serie para televisión.
Lo primero que hace es opinar sobre el tema de actualidad: Cataluña y España. Enciende el primero de los cinco cigarrillos que se fumará durante la entrevista, en un bar junto a la Glorieta de Bilbao, y suelta: "Rajoy y Puigdemont son como dos niños que pelean por ver quién es el más duro del barrio. Con que haya un solo muerto, la situación se descontrolará", afirma quien ha sido comparado con Stephen King y Jo Nesbo. "¡Son dos monstruos!", exclama.
Admirador de la Trilogía del Baztán
O con Dolores Redondo y su Trilogía del Baztán, por lo que hay de mitológico y sangriento en su novela, ambientada en el agreste paisaje de los Alpes y Dolomitas. "Esta autora no es demasiado conocida en Italia. Me compré su primer libro y me gustó mucho. Está 'bravísima'", espeta D'Andrea, tras asegurar que no habrá una segunda parte de 'La sustancia del mal', una oscura historia sobre la crueldad humana, que empieza con un terrible accidente alpino y que se sustenta en el brutal asesinato de tres jóvenes en la garganta del Bletterbach.
"Por cierto, con el libro he conseguido que las visitas a este geoparque se multipliquen por tres", destaca.
"El ser humano siempre ha sido un depredador, que se ha querido erigir en el rey de la naturaleza. Hace dos o tres mil años se dotó de leyes y un código moral bajo el que subyace esa parte animal. Y, si rascas un poco, salta a la superficie", apunta. "Es increíble ver como la oscuridad de la historia ha conmovido por igual a lectores de Alemania, Polonia, Dinamarca, España o Italia".
-¿Y el secreto del éxito?
-Son tres secretos (risas). El primero, romper con las reglas del thriller clásico americano. Segundo, los personajes son humanos al 100 por ciento, con sus miedos, deseos, errores, aciertos, maldad y bondad. Y, tercero, la trama se configura de tal manera que no aburrirá en ningún momento al lector. Lo mantendrá en tensión y con la adrenalina disparada en todo momento. Y hay una regla: escribo para un lector ideal que no existe.
En esta línea, explica que a la hora de crear, se encierra en su habitación y habla con el fantasma de su lector tipo. "Una señora de 60 años que llega a casa con las bolsas de la compra. No es una doctora ni una sabia, pero le gusta leer, y quiere que yo le escriba un libro para emocionarla". "El lector te regala la cosa más valiosa que tiene: su tiempo. Y yo debo darle el máximo posible", subraya.
El autor, natural del Alto Adigio ("Mi Twin Peaks", dice), en la frontera con el Tirol austríaco, donde se habla italiano y alemán, estrenará el 24 de octubre en Italia su nueva novela 'Lissy', un thriller con otro estilo, ambientado en 1974. A España llegará el próximo año. "Trata sobre una chica pobre, llamada Marlene, de 22 años, que se enamora de un hombre más mayor, un rico cacique de la zona. Cuando descubre que es un gran criminal, le roba un tesoro y escapa. Sufre un accidente de coche por culpa de la nieve y es rescatada por un hombre de las montañas... y hasta aquí puedo leer".
-¿La literatura cumple con alguna función superior?
-Lo único que la literatura puede lograr es emocionarte y hacerte sentir intensamente.
-¿Qué pretendía lograr con esta historia?
-Conseguir que la gente sintiera miedo y terror. Escribo lo que me gustaría leer. Mi objetivo es mantener todo el tiempo la tensión.
-¿Cómo digirió el éxito?
-Fue como si un camión me atropellara. Y llegó el miedo. Al ver que la obra se publicaba con éxito en Italia, Alemania, España, Dinamarca, Francia... el pavor desapareció.
-La montaña esconde terribles secretos, ¿es peor la naturaleza que el hombre?
-La naturaleza no conoce la empatía. No sé si es peor. Eso sí, es siempre peligrosa. Hemingway hablaba de la lucha por la vida. En occidente, en el siglo XXI, para practicar la violencia, los seres humanos necesitamos construir un motivo.
-La presencia de Dios y nombres bíblicos es constante en el libro.
-No me interesa Dios; me interesa el ser humano. Los nazis llevaban en el cinturón la frase 'Gott mit uns' (Dios está con nosotros).
-¿La trama podría haber ocurrido en Mallorca o Sicilia?
-Claro. Siebenhoch está inspirada en una pequeña localidad cerca de Bolzano. Nunca he visto el mar, pero mi libro preferido es 'Moby Dick'. Podríais utilizar las corrientes marinas como personaje secundario.
-¿No le convence la etiqueta thriller?
-No estoy convencido de que escribo thriller. Solo quiero narrar buenas historias.