El yonqui Santi y la puta Soraya ("no hago cuscús, porque engorda, y no soy mora, soy de Ceuta y me gusta la paella") dando un palo gordo. El uruguayo Nazar molido a ostias por no vigilar las cuadras desde la tienda de campaña. El tío Peluca, exnovillero, que lleva el bar del poblado de la droga, pero solo sirve cerveza en botella porque la cafetera no funciona. O el cachas Jorge Juan, casado con una pilingui del Este.
'Adictos al caos', de Carlos Meneses Nebot, es un despiporre. El humor, la crítica social y la temática negra, en esta novela protagonizada por la gente más cutre, a la vez que peligrosa, dominan la situación y hacen disfrutar al lector como un niño con PSP nueva. La fauna que por aquí se mueve es de vodevil del bueno.
Sería de risa si no fuera tan serio. Porque bajo la imagen esperpéntica y garrula del 'clan de los Chungos' se esconde una estirpe gitana mafiosa, narcos y muy peligrosa. Impunes gracias a la protección policial.
Claramente la acción podría suceder en Barcelona, Almería o Alicante. Pero yo le veo un claro paralelísmo con la 'Operación Kabul' (desmantelamiento de un clan de narcos en Son Banya, aquí poblado de La Lebrija) con La Paca (La Trini), La Guapi (La Cuqui), El Ico (el Quini) y Pepote (El Chulo) en los roles principales.
Un pedazo de libro. Tremendamente divertido. Con unos personajes singulares y con unas vidas de película-comedia entre berlanguiana y de Jean-Patrick Manchette. Las collejas que pega La Trini a sus hijos pequeños, el Quini y la Cuqui, son de órdago, mientras ellos le dicen: "maaaaama, pero yo qué he hecho, ahora?"
Una nueva pieza de orfebrería del ya gran escritor Carlos Meneses Nebot, autor de otras novelas por el estilo, entre ellas la buenísima 'El último trabajo de Germán Cárdenas' o la genial 'El cuervo a través del cristal'.
El principio es demoledor y el final de genio. Entre medias, la diversión está asegurada. Realmente, los personajes son unos perfectos "adictos al caos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario