Además, esta obra va aderezada con algo de sobrenatural. Se lee del tirón porque engancha. La trama sobre los asesinatos de niños está perfectamente estructurada. Incluso cuando aparece en el cuatro final del libro el rostro del moderno criminal, la historia no pierde un ápice de fuerza.
Y es que el secuestro de un niño en un pueblo del centro de Inglaterra retrotrae el ex alcohólico inspector Pete a un caso sucedido 20 años atrás cuando detuvieron a Frank Carter -que ahora se pudre en la cárcel- por varios infanticidios. Aunque en la actualidad se repite el mismo modus operandi y regresa la tragedia a la localidad.
Por otra parte, un padre escritor, Tom, y su hijo, Jake, un niño con una sensibilidad especial, se mudarán a una tétrica casona del pueblo que esconde varios y oscuros secretos.
A partir de ahí, el Hombre de los Susurros empezará a hacer de las suyas bajo una personalidad de vecino respetable...
Hay escenas bastante logradas, donde la poética, el amor y el sentimiento se superponen para esconder toda la maldad que subyace en la trama. Notable alto.
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