Leer a Reyes Calderón, es leer de corrido, sin parar, con interés y delectación. Parece tan fácil de digerir lo que narra que apenas deja entrever la complicación de toda la labor creativa que subyace tras una historia cargada de asesinatos a cargo de sicarios y donde se mezclan los turbios intereses de las grandes empresas con el respeto al medio ambiente y la opaca política de las altas esferas españolas.
En dos palabras: Reyes Calderón consigue con 'El expediente Canaima' dar una vuelta de tuerca más a la novela policiaca en España gracias a la creación de un personaje atractivo, casi real, repleto de recursos y respetuoso hasta límites insospechados con la ley: la jueza Lola MacHor, expresidenta del Tribunal Superior de Justicia de Navarra y nueva jueza de la Audiencia Nacional.
'El expediente Canaima' es un gustazo para el paladar. Es agua fresca para la novela negra. Hay una trama principal que te agarra de las entrañas desde el principio, una subtrama que no se aleja de tremendos personajes como el responsable de la tragedia del 'Madrid Arena' (tan ficticio, pero a la vez tan real) y una crítica más que directa a los trepas de la política patria y a los jueces estrella (al fin y al cabo, víctimas de su propios personajes sociales).
El homenaje es a los policías de a pie, a los jueces de instrucción y a quienes creen que la ley (pero sobre todo, la justicia) está por encima de cualquier otro interés, díganse miles de millones de proyectos que exfolian la selva, miles de euros en mordidas o cualquier puesto de secretario general ganado a base de genuflexiones variadas y maquinaciones miles. Moral y ética, antes que dinero y sexo.
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