miércoles, 6 de julio de 2016

'Maderos', de Ken Bruen: espantosamente buena, dura y corrosiva

    "El Garava'ns me gusta porque es el único bar que nunca me ha impedido la entrada. Ni una sola vez, nunca (...) Sobre la barra, un tríptico. En él aparecen el Papa, San Patricio y John F. Kennedy. JFK está en el centro.
 
    Los santos irlandeses.
 
    Antaño, el papa ocupaba el puesto del centro, pero después del Concilio Vaticano le cambiaron de sitio. Se ha arrimado al ala izquierda."

    Lo afirma Jack Taylor, 1,88 metros de altura, 81,5 kilos de peso, expolicía, detective y borracho. Junto a su amigo, el pintor excéntrico -y aún más borracho- Sutton, una especie de psicópata etílico, conforman un dúo (auto) destructivo.

    "No sabes lo que es un infierno hasta que te encuentras en un húmedo salón de baile en South Armagh y la multitud canta al unísono Surfing Safari"

    Este es un libro total. Impactante. Potente. Poderoso. Está cargado de fuerza, humor y mala ostia.

    "Ann iba por su tercera copa de vino. Oh, sí, las estaba contando. Me resultaba más fácil que contar las mías. Yo seguía con el tequila. John Wayne solía decir que le sentaba mal a su espalda. Ciada vez que lo bebía, se caía de su taburete".

    Las extrañas muertes de jóvenes quinceañeras hace que Ann contrate a Jack para descubrir al asesino. A partir de ahí empezará una especie de viaje lisérgico por lo peor de Galway, donde no siempre los malos son los peores.


    "Siempre ha habido libros. A lo largo de mi destartalada existencia, han sido la única constante. Incluso Sutton, mi amigo más íntimo, había exclamado en alguna ocasión:
 
    -¿A qué viene esa puta manía de la lectura, tío? Antes eras policía, joder.
 
    O sea, la lógica irlandesa en su más alta expresión".

    Esta brutal historia de perdedores, mecida por el alcohol, la pérdida de consciencia, palizas, resacas, etc., es lo más corrosivo y políticamente incorrecto que he leído en años. Ningún colegio del siglo XXI la recomendará. No aparecerá en la lista de las más leídas ni tendrá gloriosos padrinos. Apesta a malditismo.

    "Me gustó que el cartel de la puerta dijera 'No se vende cerveza Bud ligth'.
 
     Entré y no lo me podía creer, uno de los centinelas estaba apalancado en la barra, Hizo un gesto de saludo y preguntó:
 
    -¿Dónde te habías metido?
 
    -Y el otro colega, ¿dónde está?
 
    -Le dio un infarto.

    -Hostias. ¿Cómo está?

    -Si te pasara a ti, ¿cómo estarías tú?

    -Vale. ¿Puedo invitarte a una cerveza?

    Me miró como si le estuviera haciendo una proposición deshonesta. Preguntó:

    -¿Luego tendré que invitarte yo a ti?

    -No.

    -¿Y luego no me darás la charla?

    -Por supuesto que no.

    -Entonces, vale".

    'Maderos' de Ken Bruen, es la ostia. Pura dinamita. Literatura de cinco estrellas. Negra, negrísima. Pese a lo dura que es deja un espacio para la esperanza. Debajo de tanta basura, brillan los buenos sentimientos.
 
    Sean, el dueño del bar; Fordel rico pederasta; la insensible madre de Jack; la viejita y dulce señora Bailey; el servil y corrupto superintendente Clancy; el jefe de los borrachos Padraig; la pobre Sarahel motero-tabernero Jeff; Cathy B., punki londinense enamoradiza, cantante y ayudante de Jack... son solo algunos de los inolvidables (y pirados) personajes de este pedazo de libro.

    Más que recomendable. Una pequeña obra maestra. Una joya excelentemente contada, repleta de sarcasmo, cinismo, crimen, muerte y autenticidad.

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