J.P. Manchette ese genio. En 'Cuerpo a tierra' regresa con otra cachondada. Pese a su lacerante y surrealista humor, a partes iguales -o más bien estrambótico- mantiene la brutalidad de la historia, repleta de crímenes a cuál más salvaje.
El protagonista, Martin Terrier, alias Christian, es un asesino a sueldo que intenta dejarlo y no se lo permiten. A partir de ahí, las muertes más sangrientas y las aventuras más disparatadas se sucederán.
El libro es una delicia, un desfase y una incesante sucesión de escenas llenas de interés, risas, salvajismo y personajes desquiciados.
Nunca ocurre lo que esperamos que suceda, y lo que pasa es como el bofetón de un mal amigo. Se trata de un mundo inseguro y cambiante, dominado por seres sin sentimiento que no cesan de beber coñac del bueno. Sexo y muerte se dan la mano en numerosos momentos. La genialidad de Manchette no tiene límites.
El cierre es de traca. Una sucesión de irrealidades y momentos tragicómicos. El momento perfecto para disfrutar de una novela negra diferente. Algo así como Carlos Salem y Eduardo Mendoza pasados de revoluciones.
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