Andreu Martín es uno de los mejores escritores de novela negra en castellano. Forma parte de la trinidad de lo negro negrísimo con sello de excelencia, junto a Francisco
González Lesdesma y Juan Madrid.
Por eso, todo lo que toca lo convierte en oro. Sin embargo, entre tan prolífica y tan poderosa producción también hay obras menores. Como es el caso. 'El Harén del Tibidabo' es muy buena hasta la mitad.
Luego, va decayendo porque lo que intenta ser humor de lo absurdo, surrealista, un poco al estilo de Eduardo Mendoza, se convierte en una retahíla de personajes y situaciones sin interés ni gracia alguna.
Eso sí, es una obra que gustará a los amantes del genio de Barcelona. Presenta, por ejemplo, uno de sus mejores personajes: Mili, dueño del mejor y más exclusivo burdel de la ciudad, a quien alcanza unos sucesos del pasado más que luctuosos y oscuros.
Su personalidad, entre maniaco-depresiva, exhibicionista, alocada y tímida, da para mucho. Sobre todo cuando le amenaza el terrible clan de los somalíes.
En definitiva, una obra menor de un genio se convierte en un libro que se puede leer y disfrutar si nos olvidamos de las páginas finales y de la vida y milagros poco interesantes de los mercenarios y otra fauna.
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