lunes, 9 de diciembre de 2019

'Zoilo Pollès', de Martín G. Ramis: mezcla de Toni Romano y Eduardo Mendoza, en una novela negra, negrísima

    "El inspector era todo un personaje, el amigo que nunca había tenido. Extorsionaba a putas, macarras, camellos, dueños de salas de juego clandestinas. Sacaba tajada de quien podía. Era un fenómeno. Al menos él se aprovechaba de los cabrones y no de los trabajadores, como han hecho siempre los capitalistas y los políticos".

    Me lo he pasado en grande con este novelón, 'Zoilo Pollès', la primera obra negra de Martín G. Ramis. Es como leer 'El crack' o una de Toni Romano pasada por el tamiz del año 2019. Es pura dinamita, diversión, con sangre, mucha sangre. Es ya un imprescindible de la novela de crimen actual.

    "Orson Welles decía que el setenta por ciento de la humanidad es figuración, y yo estoy de acuerdo. Nunca he tenido un buen concepto del ser humano. Lo considero tonto, sin personalidad e ignorante. Ejércitos de mediocres que no se enteran. Por eso, el treinta por ciento del que no habla Orson, es el que domina a más de siete mil quinientos millones de personas. Si uno se para a pensar esta barbaridad, le parece imposible".

    La novela está perfectamente escrita. Con frases cortas, que le imprimen un ritmo diabólico. La trama está trabajada. El personaje principal, Zolio Pollés, un delineante vividor y putero, metido a vigilante de seguridad, y después reconvertido en detective por un policía franquista, es un gran hallazgo de Martín G. Ramis.


    "-Estoy hecha un lío. Yo era feliz, ¿sabe, señor Pollès? Hubo un tiempo en que me daba igual todo. Vivía sin preocupaciones. Pero empiezas a cumplir años y todo empieza a cambiar; te das cuenta de que la mayoría de las cosas que te rodean son mentira. Sobre todo la gente. Eso es lo peor de lo peor. Si creyera en Dios diría que el ser humano es su gran equivocación".

    Hay momentos que, por la mezcla de violencia y humor sarcástico, tirando a surrealista, el libro me recuerda a las genialidades de Eduardo Mendoza como 'El misterio de la cripta embrujada' y 'El laberinto de las aceitunas'. Además, en la historia hay mucho pensamiento, cinismo, maldad, mentira, traición, existencialismo y mala uva.

    "La droga estaba en todas partes, éramos los primeros en consumo de Europa, pero los políticos se preocupaban por la normalización lingüística y por construir edificios y aparcamientos para enriquecerse. Íbamos directos al caos. En pocos años Mallorca se convertiría en una isla de turistas, franquicias, parados, drogados y delincuentes".

    Esta 'road movie' tiene su punto central, de desenlace de la acción más salvaje, repleta de ajustes de cuentas y personajes de psiquiátrico, en el hallazgo de una serie de documentos en un cajón de la agencia de detectives donde trabaja Zoilo. A partir de ahí, empieza la tormenta de sangre y plomo.

    Geniales las escenas que ocurren en la casa de un rico que vive en la playa del Puerto de Pollença. Y los personajes, unos locos bastante cuerdos. En fin, una gozada de libro. Más que recomendable. Lleno de adrenalina, crítica social y negrura de la buena.

2 comentarios:

  1. La empecé a leer y no pude dejarla, no podía creer que la hubiera escrito yo. Era imposible.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro mucho. Las novelas negras de Martín G. Ramis y de su hijo, Martín Garrido, son muy buenas, un manjar para los amantes del género. Un saludo

      Eliminar