'El mal de Corcira', de Lorenzo Silva, es una novela indispensable para los amantes de la saga negra protagonizada por los guardias civiles Rubén Bevilacqua 'Vila' y Virginia Chamorro.
En la entrega número 12 de esta serie más que negra, con fondo filosófico, Silva da una vuelta de tuerca a la realidad de los agentes de la UCO, adentrándose en el pasado del subteniente Vila, voluntario en 1989 para luchar contra los terroristas de ETA en el País Vasco. Allí se verá el porqué de muchas decisiones posteriores del guardia.
No en vano, aprovechando la investigación en Sant Antoni, recuerda los días pasados allí, a principios de los años 30, por un pobre escritor llamado Walter Benjamin. O nos acerca la prosa de Tucídides, que hace 2.500 años ya nos habló de las guerras civiles y el arte de la guerra.
Al pasado, que surge en forma de Intxaurrondo y de los atentados etarras, se unirá un presente en el que Vila y su grupo de agentes judiciales deberán investigar el cruel asesinato en Formentera de un ex terrorista, metido a gestor.
La novela cumple todos los requisitos del genial Silva. La trama es importante, pero no lo es menos el trabajo filosófico sobre el sentido de la vida en el que constantemente bucea el autor.
Igualmente, penetra en las mentes de os ideólogos etarras, que beben del marxismo-leninismo para justificar una barbarie de casi mil asesinatos. De la lucha policial contra quienes amedrentaron a un País Vasco y el silencio cómplice de una población sino atemorizada colaboradora de los criminales.
Siempre es un gustazo imbuirnos en la rica creación del escritor getafense y en sus personajes más que humanos. Al final, acabamos sintiendo que el alma es demasiado complicada y las personas son una continua contradicción. La verdad, se lee de manera adictiva.
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