La trama es adictiva. El ritmo trepidante. Los personajes están al borde del abismo. Los sucesos truculentos de Berlín recuerdan a 'Seven'. La atmósfera es irrespirable.
La desaparición de una estudiante, interna en un centro católico, llevará a una extraña pareja de policías, uno brutal y veterano, y el otro joven y atormentado, tras el rastro de un suceso inexplicable, que entronca con fuerzas malignas y seres de otra dimensión.
El salvaje comportamiento del joven policía de origen polaco, con una oculta vertiente violenta, conducirá la acción por recovecos oscuros, en ambientes marginales y en pos del Rey, una figura mitológica que usa la maldad humana para masacrar a jóvenes alemanas.
Las tres primeras partes del libro son intensas, adictivas, potentes. Los personajes están al filo de la locura. Todo se vive como en una película de terror.
Si embargo, los dos capítulos finales no me han parecido acordes a tan elevada tensión. Es un cierre poco creíble, tanto para el agente como para la víctima. Se sucede un anticlímax sin poderío y sin sentido. Una lástima. Pero el libro en sí es un portento.
Muy recomendable para los amantes de lo negro aderezado con fantasía, terror y seres paranormales.
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