Según han ido apareciendo las noveles, han ido decreciendo en interés, pero sin perder un algo que convierten a esta trilogía en imprescindible en el mundo de la novela negra.
Lapidus ha creado una serie de personajes peculiares -probablemente, reflejo de la realidad sueca- entre los cuales destacan el dealer, trepa, inteligentísimo y mentiroso JW; el chileno de los bajos fondos y eterno perdedor rodeado por la mala suerte, Jorge; y el implacable matón sin escrúpulos -a pesar de que demuestra un amor extremo por su hija-, el serbio Mrado, al servicio del capo sin sentimientos Radovan.
Otros perdedores como el exmilitar grillado Niklas, el musulmán estrellado Mahmud y el policía de poca monta Anders completan el plantel de locos desquiciados que asumen su papel de parias sin rechistar.
Otros perdedores como el exmilitar grillado Niklas, el musulmán estrellado Mahmud y el policía de poca monta Anders completan el plantel de locos desquiciados que asumen su papel de parias sin rechistar.
Todos ellos se mueven por los bajos fondos de la Suecia idílica, que nada tienen que envidiar del Chicago de los años 20 y 30, en una trama que mezcla los ambientes pijos y drogotas de 'Menos que cero' de Breat Easton Ellis con la delincuencia undergorund aparecida en novelas como las de Wallander, Hole o Don Winslow.
No deja indiferente a nadie, y hay momentos en los que el corazón se te acelera por las torturas brutales descritas por Lapidus o por el frenesí de las persecuciones a través del submundo quinqui de una ciudad tan maravillosa como Estocolmo.
No deja indiferente a nadie, y hay momentos en los que el corazón se te acelera por las torturas brutales descritas por Lapidus o por el frenesí de las persecuciones a través del submundo quinqui de una ciudad tan maravillosa como Estocolmo.
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