De jugar con fuerzas terribles de la naturaleza, dar pábulo a demoníacos seres humanos que se alimentan de niños y seguir a los policías puteros y canallas, se llega a un punto narrativo en el que el personaje real de Enriqueta Martí i Ripollés, la 'vampiresa de la calle Ponent', hace decaer la acción.
Estamos en 1912 y, una vez solventados los hilos narrativos cargados de intriga, la novela se convierte en una suerte de investigación para localizar en la Barcelona del inicio del pistolerismo a una mujer que, ayudada de su marido y amante, secuestra infantes para su propio placer y elaborar pócimas seudocurativas.
Muy logrado el personaje que narra la acción. Es la muerte en forma de enfermizo crupier del Casino de Collserola.
Lo mejor: Las primeras 30 páginas con un halo Robert Louis Stevenson, Walter Scott y Edgard Allan Poe en una Barcelona oscura, sórdida y tétrica. Y el final poco feliz.
Lo peor: El desarrollo tópico y desenlace previsible de la trama basada en un hecho real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario