Uno de los atractivos de este thriller de primera categoría es su protagonista, la inspectora Elena Blanco, adicta a la grappa y a cantar en el karaoke temas de Mina Mazzini.
Otro de los puntos fuertes es la trama, el asesino traumatizado y cruel, el mundo de la snuff movie y la brigada especial destinada a investigar los casos más inverosímiles.
'La novia gitana' también navega en el mundo de los clanes que trapichean y en ambiente carcelario español.
Aquí, además, importa la forma en que se mata, que es brutal, al estilo de la saga 'Saw'.
Hay acción, malos como salidos de 'Seven', policías especiales (Zárate, de la Comisaría de Carabanchel, la violenta Chesca o la abuelilla Mariajo, una crack de la informática), investigaciones que se saltan la legalidad, abogados corruptos y una subtrama muy jugosa que podría dar paso a una secuela.
Han comparado la obra con 'La sustancia del mal', de Luca d'Andrea (me gusta más la del italiano) y con Dolores Redondo (la prefiero por la mezcla de lo legendario y por los ambientes más logrados).
Desde luego, es una pedazo de novela para los amantes del género negro o thriller policial de elevado calibre. Hay que leerla porque tiene fuerza, poderío e interés.
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