domingo, 22 de septiembre de 2019

'Tiempo de siega', de Guillermo Galván: una de las mejores novelas negras de 2019

   
     "-No vayas a pensar que es por vicio -se excusó el veterano periodista-. Es para ayudarlas. La que no es viuda con hijos tiene el marido encerrado. Y un durito de uno y un durito de otro hacen un sueldecito a final de mes.

      Hablaba el plural, así que Ignacio imaginó que aquella mujer no era la única que se vendía, y que su jefe no era el único cliente.

      -Si te entran ganas de practicar la caridad cristiana no tienes más que decírselo. Pero solo por la vía estrecha, Nachete, no vayas a dejarlas preñadas".

    'Tiempo de siega', de Guillermo Galván, es un novelón. Va de un asesino en serie que empieza a actuar al principio de la Guerra Civil, desaparece y regresa en 1941, en un Madrid devastado por la contienda fraticida.

    "-No debe lamentarse. Figar es perezoso, y los perezosos se conforman con las apariencias que corroboran sus prejuicios".

     El protagonista es un inspector de homicios, leal a la República, Carlos Lombardi, depurado por el franquismo y enviado a construir el Valle de los Caídos. Un antiguo compañero, ahora jefe policial de la Dictadura, lo recupera para que retome las investigaciones sobre cuatro asesinatos rituales de sacerdotes con la promesa de una posible excarcelación.

    El mayor logro de esta pedazo de novela, negra negrísima, es recrear el ambiente de un Madrid destrozado, frío y gris, a caballo entre 1941 y 1942, dominado por el hambre y la represión.

    La trama también es brillante. Al igual que los personajes principales Lombardi y su cinismo a prueba de bombas; su ayudante, una falangista muy realista, Srta, Quirós; otro de sus colaboradores, un antiguo Guardia de Asalto, también depurado; junto con el todopoderoso jefe de la secta católica (recuerda a Escrivá de Balaguer).

    Además, agentes alemanes de la Gestapo, con la bella señora Baum a la cabeza, un remedo de Mata Hari nazi; espías ingleses; y el temible inspector jefe Figar, de la recién creada Brigada Político Social, integran un cóctel explosivo, adictivo e insuperable.

    Hay momentos que creo leer al genial Ignacio del Valle, autor de otro personaje destacado en la posguerra en España, el teniente Andrade.

    El final es apoteósico e inesperado. Granito a granito, Lombardi va sacando a la luz las miserias de la España franquista, su tremenda hipocresía y a figuras que son lobos con piel de cordero. El asesino en serie podría haber aparecido en 'Seven' o 'El silencio de los corderos'.

    Imprescindible. Una gozada. Un novelón de 10 para arriba. 

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