La maestría del autor de novelas negras, negrísimas, radica en que dota de momentos paranormales unas narraciones teñidas por la oscuridad y el miedo a la maldad más absoluta.
Los demonios que recorren los bosques del norte de Portland y una vieja historia de 1965, protagonizada por un misterioso asesino en serie, centrarán buena parte de este auténtico cóctel de sangre, venganza, crímenes, pasión y misterio.
De nuevo Parker requerirá de la ayuda de la pareja de criminales más impactante de la novela actual: Louis, una mole negra amante del country, de profesión sicario; y su pareja, el raterillo con clase, Ángel, amante más bien del profundo soul de Wilson Pickett.
En esta historia se mezclará la mafia, el FBI, un jefe de policía de un pequeño pueblo al norte de Maine con muy mala baba, una ex de Parker y las visiones del detective, fruto de un contacto en la anterior entrega con una vidente en Louisiana.
La verdad es que el libro es desasosegante y muy intenso. Los diálogos con potentes y chispeantes, en la línea de la mejor novela negra clásica, y todo está teñido por un humor entre negro, surrealista y sarcástico.
En conclusión: un novelón... y, ahora, a por la tercera de la saga de Bird, ex policía repleto de traumas, violencia contenida y un gran sentido del deber, la lealtad y la justicia.
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