Lo mejor de 'Las puertas del infierno', de Richard Crompton, es que nada es lo que parece. Es también de lo mejor el protagonista, un policía masái llamado Mollel, desterrado a una provincia tras actos de insubordinación ante sus jefes en la central de Nairobi.
También atrae la explicación que el autor hace de las diferentes etnias del país y la descripción del pueblo masái a través de flash backs de Mollel y su hermano, y la férrea disciplina que recibieron de niños en el poblado.
Ahora, el agente es un simple patrullero perdido en los confines de Kenia. Sus compañeros forman parte de una extraña hermandad y actúan de manera autoritaria, lo que no casa con la heterodoxia del masái.
Además, aparecerá el cuerpo muerto de una joven y deberá investigarlo, lo que le conducirá a una oculta conjura que impunemente lleva existiendo desde hace muchos años.
Esta novela es diferente. El protagonista no tiene súper poderes ni se salva de las situaciones complicadas con mágicos giros del guion. Si la vida en este país es dura, la labor de Mollel lo es aún más. No se puede fiar de nadie en un mundo en el que la vida humana no vale nada y la corrupción campa a sus anchas.
La verdad es que me ha sorprendido gratamente y me ha hecho disfrutar a lo grande. Más que recomendada.
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