'Revolución' no es novela negra. Pero cuenta con algunos de sus ingredientes: asesinatos, traiciones, corrupción, crítica social y mucha aventura.
No es gratuito que el gran Umberto Eco, autor de la descomunal 'El nombre de la rosa', calificase en su día a Arturo Pérez-Reverte como una mezcla de Dumas y Salgari. En 'Revolución' todo es pasión, aventura y sentimiento.
La fortuna o el azar jamás permanecen inactivos. Siempre buscan una víctima, para bien o para mal. En este caso, se trata de Martín Garret Ortiz, ingeniero de minas de 25 años, enviado desde España a dirigir en el norte de México una explotación hispano-mexicana.
Se halla en 1911 en un hotel de Ciudad Juárez, sin trabajo porque el levantamiento revolucionario de Madero contra Porfirio Díaz, ha obligado a cerrar las minas. Pero un encuentro casual en una taberna con el mayor Genovevo Garza hará que los dados del destino rueden y el 'gachupín' se convierta en el experto en explosivos del Ejército del Norte, dirigido por el abstemio y temible Pancho Villa.
Esta historia que nos regala Reverte con su maestría narrativa se centra en los combates enrevesados de la Revolución de México (1910-1920), pero, sobre todo, en el amor de Garret hacia una rica heredera nativa, escarceos con una corresponsal de guerra yanqui, y en el compañerismo exacerbado que nace entre el español, el mayor Garza, Villa y los soldados de una causa justa en sus inicios y terrible en sus finales.
Es como un 'Band of brothers' (Hermanos de sangre) trasladado a los estados de Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y México DF. Son combates feroces y cambiantes. Son personajes inolvidables como la bella Laredo, la periodista estadounidense Diana Palmer, el capitán Jacinto Córdova, el sargento Chingatumadre, el indio Sarmiento...
En fin, una obra épica con todos los condimentos de una novela de aventuras repleta de sentimiento, filosofía y muy mala leche... ¡¡¡¡Viva México, cabrones!!!
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