Es delicioso este nuevo libro de Andrés de Mingo. 'Perdido entre el fuego' (Café Literario Editores) es como un western rural en la España vaciada. O en algún lugar entre Madrid y Cádiz. La acción sucede un día de calor extremo en el que Arturo Virgil se queda tirado junto a un maizal tras petarle el Seat 127 amarillento y descascarillado.
Va camino del entierro de un hermanastro poco amado, vestido de cualquier manera, cargado de Chesterfield y cervezas y una bolsa de deporte.
Va a buscar ayuda a un pueblo de una sola calle, habitada por variopintos y poco recomendables personajes. Como si 'La comunidad' de Álex de a Iglesia se acomodara en un meseteño pueblucho de mala muerte. De esos de las películas del oeste, pero en la contemporaneidad hispana.
A partir de ahí, numerosos sucesos le ocurrirán, a Virgil, un perdedor en toda regla. Destacar los personajes encarnados por la voluptuosa mujer de la limpieza Rosita, el malfollao de Antonio, el tonto del pueblo Va-lentín, y la propietaria de la única y destartalada pensión del pueblo, una Chus Lampeave con instinto asesino.
En definitiva, vaya joyita de thriller oscuro, profundo y costumbrista que se ha marcado el bueno de Andrés de Mingo. Una delicia con un inicio poderoso y un final aún más potente.
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