Es cierto que el libro rompe cualquier esquema de la novela negra tradicional, pero es potente, oscuro y poderoso.
En la línea de 'Crónica de una muerte anunciada', está perfectamente escrito. El misántropo y malogrado autor -falleció en un accidente aéreo en España- es un genio de la escritura. García Márquez me viene a la mente o Carlos Fuentes.
La historia es terrible. Tiene ciertas reminiscencias a 'La casa de Bernarda Alba'.
Y el inicio te derriba del sofá. A veces cuesta seguir el hilo porque la trama va de adelante a atrás y viceversa. Y los puntos de vista son riquísimos. Cada protagonista aporta su visión de un argumento que transcurre a finales de los años 50 y principios de los 60 en el interior de México.
Los federales son la peste. Las madronas, en un principio inocuas, albergan una maldad infinita. Los hombres son simples peones en sus manos. Los políticos son de la peor calaña.
Simón Corona es un panadero perdido y nostálgico. Serafina es dulce, vil, bella y trágica. El capitán Bedoya es un pobre y maléfico diablo. Arcángela Baladro es el arcángel de la destrucción. Y las chicas son unas desgraciadas, unos seres que nacieron estrellados (terrible y brutal, la historia de Blanca).
La inauguración del 'Casino Danzón' es uno de los momentos más antológicos de la literatura en castellano.
Bufff! Intensa, intensísima. Como solo pueden ser las novelas que se nutren de los clásicos y del realismo mágico sudamericano.
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