Si 'El secreto de Vesalio' fue un novelón, 'No hay luz bajo la nieve' es un novelón al cuadrado. Jordi Llobregat lo ha vuelto a hacer. Ha construido una perfecta novela negra, intensa, dura y con personajes sobresalientes.
El suspense es máximo en un libro ambientado en los Pirineos, donde empiezan a fallecer de manera extraña trabajadores de una estación de esquí en zona protegida, junto a los extraños pobladores de una antigua colonia franquista oculta en la zona.
La magia y los fenómenos paranormales también tienen cabida en esta investigación dirigida por una subinspectora traumatizada y sin pelos en la lengua, la inefable y corajuda Álex Serra.
Historias truculentas del pasado, cuando judíos llegaban a España huyendo de Hitler, o cuando los niños jugaban en los búnqueres misteriosos del Pirineo de Lleida añadirán un ambiente de opresión a la investigación policial.
La trama está muy bien trabajada. Cuando creemos saber el por qué de todo, se produce un giro dramático que recoloca los peones en el tablero en dirección a un nuevo avance. Además de intensidad narrativa y suspense hay terror, violencia, acción y sentimiento.
Y frustración por lo que los seres humanos llenos de oscuridad son capaces de hacer a sus congéneres. Al final la venganza sirve de poco pero hace justicia. O no.
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