"-La verdad es que no nos conocemos lo suficiente para mantener esta conversación, ¿no? -dijo.
-Supongo que no.
-No obstante, le diré algo -añadió, bajando la voz-. ¿Ha leído alguna vez Mein Kampj'?
-¿Ese curioso libro que dan gratis a todos los recién casados? Es la mejor razón que conozco para permanecer soltero".
'Pálido criminal', de Philip Kerr, es la excelente segunda parte de la Trilogía Berlinesa de Bernie Gunther tras el magnífico 'Violetas de marzo'.
En esta ocasión, el detective privado Gunther se verá inmerso en la investigación de un chantaje a una de las editoras más poderosas de Alemania. Estamos en octubre de 1938 y los nazis invaden los Sudetes.
"-¿Y eso qué coño significa?
-Yo había supuesto que significaba que a esos desgraciados se les impediría tener hijos. Y eso parece sensato, ¿no crees? Quiero decir que, sin son incapaces de cuidar de sí mismos , apenas pueden estar en disposición de criar y educar a sus hijos
-No parece que eso haya impedido la existencia de los jefes de las Juventudes Hitlerianas".
Tras medio solventar el caso, Bernie es llamado de urgencia por el jefe de la SD, Gestapo y Kripo, Reinhard Heydrich, quien le obliga a reincorporarse como comisario de Homicidios en el Alex e investigar los asesinatos rituales de cuatro jóvenes arias de 16 años.
Es aquí cuando empezará el periplo de Gunther que le llevará a enfrentarse a un complot de las altas esferas para acabar con los judíos.
"El Tanque era de Emsland, en el este de Frisia, donde, dicen, la inteligencia es más rara que el pelo en un pez. Aunque quizá no fuera capaz de deletrear 'Wittgenstein', y mucho menos de explicar su filosofía, el tanque era un buen policía, de la viaja escuela de polis de uniforme, firmes pero justos, que hacía cumplir las leyes con un buen guantazo en la oreja si se trataba de un joven alborotador y menos inclinado a arrestar a alguien y arrastrarlo a una celda que que a contarle un cuento para dormir, eficaz y administrativamente sencillo, con su puño del tamaño de una enciclopedia".
En esta nueva aventura policíaca se mezclan los ingredientes habituales de Kerr: sangre, traición, miedo, palizas, sexo, drogas, mentiras y mucha mala baba.
Por eso, el acto de supervivencia del comisario pasa por nadar entre tiburones cargado de humor negro, inteligencia y cinismo llevándose solo algunos mordiscos. Todo un logro teniendo en cuenta su cara a cara con el todopoderoso Himmler. Un gustazo de libro. Pura dinamita para todos los sentidos.
"Muchas mujeres dicen que, mientras Goebbels solo seduce, Hitler fascina. Me resulta difícil decir lo que pienso de esto. De todos modos, no se puede negar que los discursos del Führer tienen un efecto hipnótico en la gente. Sin duda, la muchedumbre congregada en el Sportpalast parecía apreciarlo. Supongo que había que estar allí para percibir realmente el ambiente. Como una visita a una planta de tratamiento de aguas residuales".
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