martes, 26 de julio de 2016

'El silencio de la ciudad blanca', de Eva García Sáenz de Urturi: muy bueno, en la línea de la Trilogía del Baztán

 
    'El silencio de la ciudad blanca', de Eva García Sáenz de Urturi, es un muy buen libro de novela negra. En la línea de la Trilogía del Baztán, no es tan oscuro ni intenso, aunque posee alma, fuerza y absorbe al lector desde el principio.

    El inspector Unai López de Ayala, alias Kraken, busca a un asesino en serie que vuelve a asesinar 20 años después utilizando la historia y las leyendas alavesas como argumento de su carnicería.

    A partir de este punto la magia, las leyes ancestrales y la brutal intrahistoria de Vitoria se irán adueñando de la escena con personajes dotados de luces y sombras como son los hermanos Ortiz de Zárate, la subcomisaria Alba, la inspectora Estíbaliz, el experto en sucesos Mario Santos...


    En la trama, trabajada y muy bien estructurada, se mezclan aspectos de los libros de Dolores Redondo con la mítica 'El silencio de los corderos'. La ciudad de Vitoria es otro de los personajes principales, junto a sus pueblos y su evolución desde la prehistoria. Hasta el misterioso y espiritual pueblo de Ochate tiene su espacio.

    Las tres primeras partes son muy intensas y cargadas de suspense. Después vienen unas páginas un tanto flojas antes de la conclusión poderosa, repleta de acción y suspense total.

    El final es potente e inesperado. No dejará indiferente a los amantes del thriller. Muy recomendable (y recomendado).

viernes, 22 de julio de 2016

'El noveno círculo de hielo', de James Thompson: adictivo

    "Tiene razón. Aquello me superó emocionalmente. El caso me enseñó algunas cosas que no me gustan sobre la vida y sobre mí mismo. Descubrí que soy obsesivo e implacable. Aprendí que la justicia no existe".  

    'El noveno círculo de hielo' no es tan brutal como 'Ángeles en la nieve', pero es una muy buena novela negra. Perfectamente escrita y sin perder el interés en ningún momento.

    James Thompson sabe narrar sin aburrir nunca -carece de párrafos explicativos sin sentido, interés, y que no aportan nada- y manteniendo la tensión hasta el final.

    "Pienso en la infiel de mi ex mujer, Heli, sociópata y asesina, que murió calcinada sobre un lago helado. Recuerdo algunas de las últimas palabras que me dijo: '¿Merecer? Nadie obtiene lo que se merece. Si fuera así, todos arderíamos en el Infierno. Todos somos culpables'". 

    Por cierto, una conclusión o cierre que no es tal y que golpea al lector cuando este menos se lo espera.

    La novela engancha por la historia principal, la investigación de un asesinato más que duro, y las subtramas que por allí pululan: cultura finlandesa, crímenes de guerra contra judíos, choque cultural entre estadounidenses y fineses, etc.

    "Yo no soy de los que hablan mucho. Y quizá porque papá me pegaba a la mínima que mostraba alguna emoción, tiendo a considerar cualquier actitud expansiva como un signo de debilidad, Me gusta la gente, pero a distancia. Tengo la sensación de que las otras personas no tienen mucho que ofrecerme, y que yo tampoco tengo nada que ofrecerles, así que prefiero observar, mñás que interactuar con otros".

    La entrada en escena del nuevo compañero de Kari Vaara, el inspector lapón trasladado a Helsinki, llena el libro de nuevos matices, pues Milo aporta un grado elevado de locura y genialidad.

    Un libro para disfrutar de la novela negra, que no se deja hasta el final. Muy bueno. Muy interesante. Excelente para este verano.

jueves, 21 de julio de 2016

'Noche salvaje', de Jim Thompson: muy dura y salvaje

    "Nosotros no podíamos evitarlo -convine-, pero eso no mejoraba su situación. Tenía que trabajar en las minas, y cuando un hombre tiene que hacer algo, lo hace. Pero no por eso le resulta más fácil. Incluso podría decirse que le resultaba doblemente difícil.

    Uno no es valiente, noble, desprendido o cualquiera de esas cosas que todo hombre quiere creer que es. Uno no es más que una rata acorralada, y con el tiempo empieza a comportarse como tal".

    Novela negra, negrísima, crimen, terror, locura, mafia, sexo... son los ingredientes principales de esta obra maestra de Jim Thompson, llamada 'Noche salvaje'.

    Es un thriller negro y de terror que te deja pegado a sus páginas. Hay fuerza, alma y poderío. Nunca sabes cómo va a seguir la siguiente página. El ambiente tenso y el suspense, con toques de surrealismo, son brutales.

    "Lo problemático de matar a alguien es que resulta muy fácil. Al final uno llega a hacerlo sin pensar. Uno lo hace en lugar de pensar (...)

    Se la clavé en el cuello. Un poco más y le saco la nuez por el otro lado. Saqué el gran pañuelo de seda del bolsillo en la pechera de su traje  y lo usé para limpiarme las manos y borra las huellas de la navaja. A continuación le metí la navaja en el bolsillo (para confundirlos, más que nada). Después puse su cuerpo en el suelo del coche y me fui al centro en metro".

    La narración sobre el encargo a un sicario de asesinar en un pueblucho de mala muerte a un chivato de la mafia es perfecta.

    Y el final, apoteósico. Me recuerda a esas imágenes entre oníricas y surrealistas diseñadas por Salvador Dalí, precisamente, para la película 'Recuerda' de Alfred Hitchcock.

    "Uno lo hacía todo a la perfección: tenía en cuenta todos los factores, lo hacía todo dos veces mejor de lo acostumbrado e incluso había momentos de suerte. Todo iba sobre ruedas, y uno se decía que era muy listo y que nadie podía con él.

    Y un borracho medio lelo, sin redaños ni para matar una mosca, de pronto intervenía y te daba por saco a base de bien".

    Carl Bigelow (alias Pequeño Bigger), sicario con cara de niño, pero con decenas de muertes en su haber, se juega su propia vida en una misión complicada, enrevesada y oscura en el pueblucho Peardale. La encarga el todopoderoso ricachón y salvaje 'El Hombre'.


    Allí, se encontrará con personajes a cuál más sonado: Jake, Kendall, sra. Winroy, sheriff, Ruthie...

    "Yo estaba hecho polvo. Ya ni vivía; fingía vivir, como mucho.

    Vivir es recordar, diría yo. Si pierdes el interés, si todo resulta del mismo tono grisáceo, ese tono que ves al mirar la luz con los ojos cerrados, si nada -bueno o malo, recompensa o castigo- parece ser digno de mención, uno puede arreglárselas para seguir adelante, más o menos, durante un tiempo. Pero uno ya no vive. y uno ya no se acuerda de nada".

    Una obra dura, durísima. Te deja sin aliento. Viva la élite de la novela negra más clásica y genuina: Thompson, Hammett, Chandler y Macdonald.

José María Espinar Mesa-Moles gana Getafe Negro con 'El peso del alma', al estilo Chandler


    El escritor y profesor José María Espinar Mesa-Moles se ha alzado triunfador de la XX edición del Certamen literario Internacional de novela negra Ciudad de Getafe con su obra El peso del alma, que publicará Edaf en octubre de 2016.

    El galardón, dotado con 10.000 euros, está convocado por el Ayuntamiento de Getafe, Ámbito Cultural de El Corte Inglés y Editorial Edaf.

    El jurado, reunido en la tarde de ayer 19 de julio en Getafe, estuvo presidido por el escritor Lorenzo Silva  compuesto por Ramón Pernas, director de Ámbito Cultural de El Corte Inglés; Berna González Harbour, escritora; el escritor Marcelo Luján y Esperanza Moreno, editora de Grupo EDAF. Ángeles González, de la Concejalía de Cultura de Getafe, actuó como secretaria de jurado.
    
    Para Lorenzo Silva El peso del alma es merecedora del premio, ya que José María Espinar Mesa-Moles “se revela dueño de una escritura rica, precisa y cargada de ingenio del bueno”. 

    “Su narración tiene pulso, audacia y originalidad, sin dejar de mantener, así sea por la vía de la sátira y la parodia, un poderoso vínculo con la tradición del género. La voz de su detective es provocadora, irreverente y aplastante”, ha declarado Lorenzo Silva, conocedor como pocos de las novelas policiacas.

    Por su parte, el escritor Marcelo Luján destaca que la novela de Espinar Mesa-Moles es “un libro que le hace bien al premio, escrita con trazo firme y una poco vista claridad discursiva”. Asimismo, al igual que sus compañeros de jurado, ha destacado el aspecto irónico de la obra, además del “aplomo en la trama” y “una construcción de personajes que sorprendería al mismísimo Raymond Chandler”, el afamado guionista y escritor estadounidense de novela negra. 

   La novela

    El peso del alma nos presenta al detective Milton Vértebra, un personaje cargado de excesos; un perdedor que siempre ha pensado que ganar es otra forma, quizá, la más cruel, de derrota. Un protagonista radical que se ve inmerso en un complejo caso donde los intereses científicos y los principios morales chocan dejando un rastro de misteriosas muertes.

    El autor 

    José María Espinar Mesa-Moles nació en Granada en 1974. Licenciado en Derecho, Máster Oficial en Relaciones Internacionales Iberoamericanas, es profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, donde imparte clases de Historia de la Literatura Española, Historia de España, Lengua Española y Metodología de la Investigación Académica.

    En la actualidad prepara su tesis doctoral sobre medios de comunicación y política internacional. Es autor de los poemarios El poeta que fue Jueves (Vitruvio, 2001), El último argonauta (Vitruvio, 2003) y Astronomía en verso (Vitruvio, 2005), entre otros. Algunos de sus versos han sido recogidos en prestigiosas antologías poéticas, entre las que cabe destacar La voz y la escritura (Sial, 2006) y Los Jueves poéticos de la Casa del libro (Hiperión, 2006).

    De él afirma Lorenzo Silva que es “un verdadero descubrimiento, uno más, de este premio Ciudad de Getafe de novela negra que tantas alegrías nos viene dando”.

    Escritores de reconocido prestigio en el género negro de la talla de Jordi Juan, Alexis Ravelo, Marcelo Luján y David C. Hall, entre otros, han sido merecedores de este premio en ediciones anteriores; un certamen internacional que alcanza en esta convocatoria su vigésima edición.

martes, 19 de julio de 2016

'Muerte y Cia', de Dashiell Hammet: aventuras breves del agente de la Continental

    El libro de relatos de Dashiell Hammet, titulado 'Muerte y Cia', es un compendio del saber hacer del rey de la novela negra: historias breves, trabajadas, con enigma y conclusión más que genial.

    Las historias se titulan: Muerte en la calle Pine, Muerte y Cia, Traiciones en zigzag, una hora, Disparos en la noche, Dos esclavos con mucha punta y La mujer del rufián.

    Se leen en un suspiro y a mí me dejan un poso agridulce. Reconozco la maestría de Hammett, pero me parecen relatos que han perdido fuerza con el paso del tiempo.


    Claramente, prefiero las novelas antes que los cuentos del genial autor de lo negro, el más grande junto a Thompson, Chandler y Macdonald.

    Es un librillo perfecto para quien se quiera iniciar en el mundo de la novela policíaca y conocer al personaje más famoso de Hammett (con el permiso del inmortal Sam Spade): el infatigable, inmoral y metomentodo 'agente de la Continental'.

lunes, 11 de julio de 2016

'El blanco móvil', de Ross Macdonald: Lew Archer, la maldad y el clásico más negro

       "-Empezaré por el principio. Cuando entré en la policía en 1935, creía que el mal era una cualidad con la que algunos habían nacido, como un labio leporino. El trabajo de policía consistía en descubrirlos y quitarlos de en medio. Pero el mal no es algo tan simple. Todo el mundo lo lleva dentro de sí, que éste salga a la luz depende de una serie de circunstancias. Entorno, oportunidad, presiones económicas, una pizca de mala suerte, un mal amigo- El problema reside en que un policía tiene que juzgar a los demás casi a dedo y actuar inmediatamente

    -¿Juzga usted a la gente?

    -A todo el que conozco. Los graduados de la academia de policía dan mucha importancia  al detección científica, lo que es cierto a medias. Pero la mayor parte de mi trabajo consiste en observar a la gente y en juzgarla.

    -¿Y encuentra el mal en todo el mundo?

    -Justamente. O me estoy volviendo más intransigente o la gente va de mal en peor. La guerra y la inflación siempre auspician una buena cosecha de maleantes (...)"

    Enfrentarse a un monstruo de la novela negra más clásica es todo un reto. Un reto que se acaba pronto. Enseguida la historia te atrapa y quieres más y más, y eso que Lew Archer, el inmortal detective creado por Ross Macdonald, no es un superhérore y mucho menos Stallone en Rambo II o Tom Cruise en las inacabables -y, a veces, inaguantables- 'Misiones imposibles'.

    -El crimen a menudo se disemina así -dije-. Como una epidemia. Lo habrá visto antes alguna vez.
 
    -No en uno de mis amigos. -Se quedó silencioso durante un momento-. Bert hablaba, hace un minuto, de Kierkeggard. Citó algo sobre la inocencia. La inocencia es como estar al borde de un profundo abismo. Es imposible mirar hacia el abismo sin perderla. Una vez que se ha mirado, se es culpable. Bert dijo que él miró (...)

    'El blanco móvil', de Macdonald, cuarto integrante de la Santísima Trinidad de la novela negra, junto al Dios Hammett, Jesucristo Chandler y el espíritu santo Jim Thompson, es una delicia. Es un clásico porque jamás perderá frescura. Lo leas hoy, hace 40 años o dentro de 100, seguirá siendo un novelón. 

 
    "Sabía lo bastante acerca de él como para comprenderlo. Miranda constituía todo lo que él había soñado: dinero, juventud, pechos puntiagudos, una auténtica belleza".

    En este libro pocas cosas sobran. Los personajes son absolutamente reales, las acciones más que duras, las mujeres fatales y los hombres, entre ambiciosos, estúpidos y muy violentos. Vamos, que una fiel radiografía de los gloriosos años del Hollywood de 'El sueño eterno' o 'El halcón maltés'. Sin perder, en 2016, actualidad ni frescura algunas.


    "Intenté sonreír para alentarme. Al fin y al cabo, yo era un buen tipo. Amigo de maleantes, putas, casos difíciles y blancos fáciles; un detective privado con el ojo en la cerradura de dormitorios ilícitos; informante de los celos, rata tras las paredes, pistolero a sueldo para cualquiera que pague cincuenta pavos al día; pero, después de todo, un buen tipo".

    Cinismo, causticidad, acción, disparos, corrupción, matones, vampiresas, ricachones, traidores... conforman un lugar en el que solo Archer parece sobrevivir y mantenerse limpio entre lo más degradado de la condición humana.

    "-¿De qué escapa, Archer? -preguntó burlona.

    -De nada. ¿Quiere usted una respuesta seria?

    -Sería bueno para variar.

    -Me gusta el peligro dosificado. Peligro domesticado, controlado por mí. Me proporciona una sensación de poder, supongo, ser dueño de mi propia vida y saber que no voy a perderla".

'Los crímenes azules', de Enrique Laso: predecible, más de lo mismo

    'Los crímenes azules', de Enrique Laso, empieza con potencia e intensidad, y cuando alcanza el primer cuarto de libro, la historia se ha evaporado. Es una novela policíaca con enigma en la línea de 'El silencio de los corderos', versión hispana, es decir, algo más floja.

    Un ambicioso, joven traumatizado y flamante investigador del FBI, Ethan Bush, busca a un asesino en serie en un condado perdido en Kansas. Ha matado a dos jóvenes en un breve lapso de tiempo. Las ha dejado junto a un lago y no hay pistas.

    Su equipo, formado por Liz, inteligentísima y su exmante, y unos jóvenes agentes del FBI (personajes totalmente de relleno) aplicarán todas las más modernas técnicas de Quantico para intentar localizar al asesino en cuestión.

    Y ahí me quedé. Cierto es que la historia tiene un ritmo muy televisivo, muy de serie de policías y asesinos en serie, pero le falta alma. ¿Por qué? Porque los personajes son más de lo mismo. Son predecibles y, además, los conocemos porque los hemos visto y/o leído en multitud de libros y películas de bajo/medio/alto presupuesto.

    Incluso, en algunas escenas se denotan unos diálogos un tanto infantiles y poco creíbles.

    Es un libro indicado para quien ama la novela policíaca de enigmas y sin muchas pretensiones, para quien quiere entretenerse con una investigación del FBI en un pueblucho de las profundidades de EEUU donde anda suelto un cazador de chicas jóvenes. Y ya está. 

    El autor, desde luego, es un crack en su campo ya que ha vendido en redes más de 300.000 libros de esta temática. Algo tendrá, pero no para el tipo de novela negra que a mí me encandila y me hace sentir. ¡A por Ross Macdonald!

miércoles, 6 de julio de 2016

'Maderos', de Ken Bruen: espantosamente buena, dura y corrosiva

    "El Garava'ns me gusta porque es el único bar que nunca me ha impedido la entrada. Ni una sola vez, nunca (...) Sobre la barra, un tríptico. En él aparecen el Papa, San Patricio y John F. Kennedy. JFK está en el centro.
 
    Los santos irlandeses.
 
    Antaño, el papa ocupaba el puesto del centro, pero después del Concilio Vaticano le cambiaron de sitio. Se ha arrimado al ala izquierda."

    Lo afirma Jack Taylor, 1,88 metros de altura, 81,5 kilos de peso, expolicía, detective y borracho. Junto a su amigo, el pintor excéntrico -y aún más borracho- Sutton, una especie de psicópata etílico, conforman un dúo (auto) destructivo.

    "No sabes lo que es un infierno hasta que te encuentras en un húmedo salón de baile en South Armagh y la multitud canta al unísono Surfing Safari"

    Este es un libro total. Impactante. Potente. Poderoso. Está cargado de fuerza, humor y mala ostia.

    "Ann iba por su tercera copa de vino. Oh, sí, las estaba contando. Me resultaba más fácil que contar las mías. Yo seguía con el tequila. John Wayne solía decir que le sentaba mal a su espalda. Ciada vez que lo bebía, se caía de su taburete".

    Las extrañas muertes de jóvenes quinceañeras hace que Ann contrate a Jack para descubrir al asesino. A partir de ahí empezará una especie de viaje lisérgico por lo peor de Galway, donde no siempre los malos son los peores.


    "Siempre ha habido libros. A lo largo de mi destartalada existencia, han sido la única constante. Incluso Sutton, mi amigo más íntimo, había exclamado en alguna ocasión:
 
    -¿A qué viene esa puta manía de la lectura, tío? Antes eras policía, joder.
 
    O sea, la lógica irlandesa en su más alta expresión".

    Esta brutal historia de perdedores, mecida por el alcohol, la pérdida de consciencia, palizas, resacas, etc., es lo más corrosivo y políticamente incorrecto que he leído en años. Ningún colegio del siglo XXI la recomendará. No aparecerá en la lista de las más leídas ni tendrá gloriosos padrinos. Apesta a malditismo.

    "Me gustó que el cartel de la puerta dijera 'No se vende cerveza Bud ligth'.
 
     Entré y no lo me podía creer, uno de los centinelas estaba apalancado en la barra, Hizo un gesto de saludo y preguntó:
 
    -¿Dónde te habías metido?
 
    -Y el otro colega, ¿dónde está?
 
    -Le dio un infarto.

    -Hostias. ¿Cómo está?

    -Si te pasara a ti, ¿cómo estarías tú?

    -Vale. ¿Puedo invitarte a una cerveza?

    Me miró como si le estuviera haciendo una proposición deshonesta. Preguntó:

    -¿Luego tendré que invitarte yo a ti?

    -No.

    -¿Y luego no me darás la charla?

    -Por supuesto que no.

    -Entonces, vale".

    'Maderos' de Ken Bruen, es la ostia. Pura dinamita. Literatura de cinco estrellas. Negra, negrísima. Pese a lo dura que es deja un espacio para la esperanza. Debajo de tanta basura, brillan los buenos sentimientos.
 
    Sean, el dueño del bar; Fordel rico pederasta; la insensible madre de Jack; la viejita y dulce señora Bailey; el servil y corrupto superintendente Clancy; el jefe de los borrachos Padraig; la pobre Sarahel motero-tabernero Jeff; Cathy B., punki londinense enamoradiza, cantante y ayudante de Jack... son solo algunos de los inolvidables (y pirados) personajes de este pedazo de libro.

    Más que recomendable. Una pequeña obra maestra. Una joya excelentemente contada, repleta de sarcasmo, cinismo, crimen, muerte y autenticidad.

martes, 5 de julio de 2016

'El asesino indeleble', de Marcos Nieto Pallarés: previsible y cargada de clichés

 
      No se puede decir que odias a la abogada, luego que está muy buena, luego que es muy competente, después que va vestida como en una recepción de los Windsor y, al final, que le vas a pegar dos polvos... Por muy duro que sea, la escena es de por sí, increíble. Chirría. Aunque la intención del autor es crear un momento 'True detective' se queda en un folletín de Bachillerato.


    'El asesino indeleble' cuenta con los ingredientes de 'Seven', pero están mal acoplados. Lo que debería ser misterio se convierte en previsible y lo que deberían ser dos auténticos detectives de novela negra se transforman en clichés mil veces vistos y leídos.

    Tal vez funcione con el lector policíaco al que le gustan las bolsas de Cheetos (que están buenas y enganchan), pero no cuando estás acostumbrado a sentir jamón de jabugo en el paladar.
    Es un libro que no está mal construido, incluso bien narrado, pero el fondo no cuenta con el peso de una obra negra de verdad. Es poco profundo y con elementos demasiado trillados. No sorprende el detective alcohólico, resacoso, chulesco y de mala educación porque carece de profundidad y hace cosas que chirrían.

    Nota: A los autores noveles hay que respetarlos, darles oportunidades y leerlos. Pero si no gustan, hay que decirlo.

    En cambio, en esta crítica 'El asesino indeleble' sale muy bien parado.