Significa siempre un orgullo y satisfacción real tomar de las manos uno de los clásicos de la novela negra, en este caso 'El pequeño César', de W. R. Burnett, escrita en 1929 y pionera porque fue la primera obra policiaca en la que un gangster era el protagonista.
Dicho esto, hay que destacar que la novela se ha quedado 'viejuna', como diría Joaquín Reyes, es una historia de diálogos inocentes, cándida en sus formas, sin fuerza, con poca pegada y sin interés alguno, más que tratarse de la primera de muchas en las que los malos son los 'buenos'.
'El pequeño César' carece del lenguaje ágil y vivo de las obras maestras del género creadas por las deidades de lo negro: Jim Thompson, Raymond Chandler y Dashiell Hammett.
Nada. No pasé de la página 50. Hay demasiado y muy bueno por leer aún para entretenerse con lo que solo es una novela correcta.
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