lunes, 22 de abril de 2019

'Sabotaje', de Pérez-Reverte: una gozada

    
    Todos los libros de Arturo Pérez-Reverte son una gozada. Y la tercera entrega del espía Falcó no es un excepción. El genial escritor cartagenero ha creado un personaje inmortal y de gran personalidad, en la línea del Capitán Alatriste.

    Porque Lorenzo Falcó es una especie de 007 versión hispana. Un aventurero enrolado por casualidades de la vida en el servicio secreto de Franco. Dirigido por el almirante gallego cascarrabias y agarrado, conocido como 'El Jabalí', es enviado a las misiones más complicadas, difíciles y mortales.


    En esta ocasión estamos a principios de 1937 y Falcó deberá hacer frente a una doble misión casi suicida: eliminar a un famoso escritor y aviador francés, veterano de la Guerra Civil, y destrozar el cuadro 'Guernica' que Picasso está pintando para el Pabellón de la República en la Exposición Internacional de París 1937.

    Apoyado en un espía alemán y en los nacionales en Francia, el 007 hispano se enfrentará a varios problemas al mismo tiempo. Su planta, como la de Rodolfo Valentino, también le acarreará algunos disgustos y muchas satisfacciones, sobre todo con una rica heredera estadounidense.


    De lo mejor de la novela es el encuentro con el borracho, explosivo y pendenciero Ernest Hemingway en el baño de un antro tras hacer amistad con Marlene Dietrich. Su relación con Picasso es también un  momento brillante de la novela. Lo mismo que con una modelo reportera de guerra en España. 

    Pérez-Reverte lo ha vuelto a conseguir y se ha superado en esta pedazo de novela tras las magníficas 'Falcó' y 'Eva'. Es un genio para crear personajes de gran calado, situaciones excepcionales y un ambiente que se puede tocar con las manos. 

    El bien y el mal son meros adjetivos en este tablero de inteligencia, acción, mentiras, traiciones y una pizca de lealtad.

    En definitiva, una gozada total y absoluta.

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