domingo, 17 de mayo de 2020

'Oigo sirenas en la calle', de Adrian McKinty: pata negra total

     "Me fui al retrete y me leí el Sun, porque allí siempre había un ejemplar. Tengo que decir una cosa a favor de Rupert Murdoch: que hacía un buen periódico para leer en la letrina".

     "-Mira a ver si descubres de dónde procede, cuántas se vendieron en Irlanda del Norte, ese tipo de cosas-
     -¿Y eso para qué nos va a servir? -dijo con desgana-
     -Mira, Matt, en palabras de William Shakespeare: hazlo de una puta vez, mierdecilla".

    'Oigo sirenas en la calle' es incluso tan bueno como 'Cold cold ground', el primer título de la serie dedicada al inspector de la policía del Ulster Sean Duffy, uno de los pocos católicos en la RUC de Carrickfergus, en 1982, en plena época de 'Los Problemas', en sangriento conflicto entre protestantes y fenianos, centrado en Belfast.

    "Un policía puede ser un montón de cosas: borracho, matón, idiota, sociópata, pero eso estaba bien, normalmente, mientras dieras el pego. A Dougherty le hubiera costado mucho inspirar respeto hasta en Larne".

     Las andanzas de Duffy en una ciudad tomada por los paramilitares, el IRA y el Ejército son de nivel superior en la novela negra actual. A las borracheras, infidelidades, traiciones, amenazas, bombas y corrupción se les une la investigación de un torso aparecido en el interior de una maleta.

    '-¿Ian Paisley? Ian Paisley no me asusta. Yo mismo en persona arresté a ese bocazas. Para un hombre de verdad los políticos de esta desgraciada tierra ignorante y abandonada de Dios son putos demagogos'. 

   Todos los personajes que aparecen en la historia tiene su subtrama plagada de traumas y oscuros asuntos. Incluso aparece el dueño de la fábrica de coches Delorean, creador de empleo en Irlanda del Norte, aunque asediado por heterodoxos negocios y amistades poco recomendables.

    '-Déjeme explicarle cómo funciona este lugar, Duffy. Es una sociedad tribal. Clanes. Señores de la guerra. ¿Cree que vivimos en 1982? Vivimos en 1582. No puede ir por ahí tocándole las plumas a los grandes caciques. ¿Me explico?

      -Caciques, plumas, nada de tocar, señor'.

    El mundo de Duffy y su personalidad hacen del investigador uno de los protagonistas más atractivos de la novela negra actual. Su comportamiento, alejado del lametraserismo y guiado por un ansia de la verdad y la justicia, lo conducirán inevitablemente al desastre. Pero habremos disfrutado de un ser sin igual. De un hombre de una pieza, con todas sus contradicciones, debilidades y miedos.

    La verdad es que esta serie es pura dinamita, una auténtica gozada. Una absoluta exquisitez!!!

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