- Usted ha sido policía, ¿verdad?
- Lo fui un tiempo.
- Y ahora trabaja para él.
- Así es.
- Bueno, no siempre se puede escoger para quién se trabaja -dijo con sensatez-. Y uno tiene que ganarse la vida.
- Esa es la pura verdad."
"En la esquina, una anciana echaba migas a las palomas y les dedicaba arrullos mientras comían. Tengo entendido que hay una ordenanza municipal que prohíbe dar de comer a las palomas. En el Departamento de Policía solíamos citarla de ejemplo cuando les explicábamos a los novatos que existen leyes que hay que hacer cumplir y leyes de las que te puedes olvidar".
Matt Scudder no utiliza la violencia, aunque la ejerció durante sus quince años de policía, cuando bebía como un cosaco y se dejaba sobornar medianamente. Scudder vive entre bares, prostitutas y encargos de medio pelo.
"- Las cosas siempre van a peor.
- No te lo voy a discutir. Existe un movimiento de protesta para obligarlos a seguir con una política de emisión de música clásica. Supongo que no servirá de nada, ¿no crees?
- Nada sirve nunca de nada. -Negué con la cabeza.
- Vaya, estás de un humor espléndido esta noche. No sabes lo que me alegra que hayas decidido venir aquí a irradiar dulzura y alegría en vez de quedarte encerrado en tu habitación".
Este perdedor que provoca las simpatías de los lectores se mantiene a flote a pesar de las duras cargas que soporta. Vive en un hotel desvencijado desde donde investiga la extorsión de una meretriz de lujo a un agente corrupto que quiere testificar ante el fiscal anticorrupción.
- Oh, los hombres y las mujeres, cariño. Te diré una cosa: todo el mundo es raro, en el fondo todos perdemos el control. Unas veces es algo sexual, y otras es algún otro tipo de rareza, pero de una forma u otra, todos estamos locos. Tú, yo, todo el mundo".
Desde luego es una novela exquisita. Se lee con placer. Es ágil y contiene mucha sabiduría vital. Después he visto su espíritu en los libros de Walter Mosley.
Voy a seguir leyendo las obras de Block de la serie de Scudder porque dentro de su desesperanza y decadencia brilla un ápice de ilusión y amor por el prójimo.
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