En este caso, tenemos a Duffy, católico en la policía protestante de Belfast, como un sargento de a pie tras ser degradado por sus problemas con sus superiores y con el FBI.
Tras un encontronazo con Asuntos Internos, se verá arrastrado por una vorágine relacionada con un jefe terrorista del IRA, amigo suyo de la infancia.
Los servicios secretos de su Majestad también harán acto de presencia, así como los atentados de los republicanos irlandeses en Inglaterra. Incluso aparecerá en escena la todopoderosa Margaret Thatcher.
Aquí tenemos de nuevo al Duffy que no sigue los protocolos, que se ve inmerso en una trama demasiado superior, pero que pone a prueba todas sus capacidades policiales, heterodoxas, poco fiables y basadas en el instinto.
La saga de Duffy es una pasada. Una de las mejores de la novela negra actual. En la línea de otros fuera de serie como los inspectores Harry Hole o John Rebus. Estoy más que ansioso porque Alianza Editorial publique la traducción del resto de la saga.
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